Los procesadores Panther Lake de Intel, que iban a ser su gran carta de regreso al liderazgo en CPUs, están atravesando una crisis técnica preocupante. Según fuentes de la industria, apenas el 10% de los chips fabricados con el nuevo proceso 18A cumplen con los estándares internos de calidad de Intel.
Un dato que pone en duda toda la hoja de ruta de lanzamiento.
La compañía aún planea una producción limitada para el cuarto trimestre, pero con tasas de defectos tan altas -tres veces más de lo aceptable para fabricación masiva-, todo indica que el arranque real se retrasará. El gran problema: Panther Lake depende al 100% del proceso 18A.
Lejos de ser una evolución, el proceso 18A se ha convertido en un freno. Intel había apostado a usarlo internamente para recuperar ventaja competitiva en fabricación, pero su división de fundición está perdiendo fuerza y credibilidad con cada nueva filtración.
Algunos analistas no descartan que Intel abandone la carrera por los nodos más avanzados si no logra estabilizar este proceso. Algo impensado hace algunos años, pero hoy, tras varios tropiezos seguidos, ya no suena tan descabellado.
Panther Lake debía marcar el regreso de Intel a la cima. Ahora parece ser solo otro capítulo de una serie de retrasos, promesas rotas y ambiciones que no terminan de concretarse.