La industria de semiconductores en Estados Unidos acaba de alcanzar otro gran hito: GlobalWafers comenzó la producción de obleas de silicio en Texas, respaldada por inversiones de Apple y TSMC.
Este paso acerca al país a su meta de independencia tecnológica y reduce la dependencia de proveedores extranjeros.
En los últimos años, el gobierno estadounidense ha considerado la fabricación de chips como un asunto de seguridad nacional, atrayendo a gigantes como TSMC y Samsung a instalar fábricas en suelo norteamericano. Ahora, la planta texana de GlobalWafers representa un avance clave: producirá obleas de 300 mm, la base imprescindible para cualquier chip moderno.
La capacidad inicial está proyectada en 300.000 obleas por mes, lo que permitirá disminuir las importaciones de proveedores japoneses como Shin-Etsu Chemical y Sumco. Con producción local, compañías como TSMC podrán agilizar procesos y reducir riesgos en la cadena de suministro.
Según Mark England, directivo de GlobalWafers, Texas fue la elección natural gracias a sus incentivos fiscales y a una infraestructura sólida. Este movimiento confirma que EE. UU. se ha convertido en un destino atractivo para fabricantes globales de semiconductores y refleja un giro de la inversión del Este hacia el Oeste.