Al hablar del accidentado lanzamiento de Fallout 76, un recuerdo todavía provoca enojo entre los fans: la famosa polémica de la bolsa incluida en la Power Armor Edition. Hace poco, Pete Hines, ex jefe de marketing de Bethesda, se sinceró y admitió que aquel episodio fue “probablemente la cosa más tonta” que hizo en su carrera dentro del estudio.
Para muchos jugadores, esa historia se convirtió en un símbolo de cómo la confianza de la comunidad puede quebrarse en un abrir y cerrar de ojos.
En 2018, Bethesda presentó la Power Armor Edition por 200 dólares. El paquete sonaba irresistible: un casco T-51B Power Armor en tamaño real, caja metálica exclusiva, figuras de colección y, como guinda, una resistente bolsa de lona West Tek. Sin embargo, cuando los compradores abrieron sus cajas se toparon con algo muy distinto: una bolsa de nylon barata que parecía un regalo promocional. La indignación no tardó en explotar.
La molestia iba más allá del material. Lo que más pesó fue la sensación de engaño. Los fans que habían invertido mucho dinero esperaban un objeto coleccionable de calidad y en cambio recibieron algo que no correspondía a lo prometido. En foros y redes sociales circularon fotos de las bolsas de nylon acompañadas de comentarios furiosos y burlas dirigidas a Bethesda. Para muchos, la compañía había roto un pacto implícito con sus seguidores más fieles.
En una entrevista reciente, Hines explicó cómo surgió el problema. Según él, cuando aprobó la edición de coleccionista, la bolsa ni siquiera estaba incluida. Fue añadida después como forma de dar más valor sin subir aún más el precio. “Siempre discutíamos con finanzas por los márgenes”, recordó. “Cuando me enteré de la bolsa, pensé: ‘¿Cuándo diablos la metimos en el paquete?’”.
El giro inesperado llegó con la escasez de lona. De acuerdo con Hines, el material no estaba disponible y el equipo decidió usar nylon como sustituto. Dentro del estudio lo vieron como un cambio menor, pero hacia afuera se convirtió en un desastre de relaciones públicas. Hines reconoció que su mayor error no fue el cambio de material en sí, sino no haber exigido de inmediato que se fabricaran las bolsas originales para todos los compradores. “Me molestaba que la bolsa estuviera incluida y eso me hizo demorar en corregirlo. Fue lo más tonto que hice”, confesó.
Más tarde Bethesda ofreció un programa de reemplazo, donde los jugadores podían solicitar la verdadera bolsa de lona. Pero el daño ya estaba hecho. Muchos se juraron no volver a reservar ediciones especiales. Algunos todavía aseguran que esa anécdota cambió para siempre la manera en que ven las promesas de la industria.
El episodio también deja ver cómo ha cambiado la cultura gamer. Antes, los extras físicos como steelbooks o artbooks eran codiciados. Hoy, las compañías suelen apostar por recompensas digitales: skins, acceso anticipado o monedas virtuales que se sienten efímeras. Paradójicamente, la bolsa de Fallout 76 demostró que la calidad tangible sigue importando. Un objeto físico mal hecho puede pesar más que cualquier bug dentro del juego.
Con el paso de los años, Fallout 76 logró mejorar con múltiples actualizaciones, expansiones y ajustes basados en la comunidad. La reputación del juego se recuperó en parte, pero la memoria de la bolsa de nylon quedó grabada. Para Pete Hines, ahora retirado, no es solo un tropiezo embarazoso, sino una lección clara: en un mercado donde los fans pagan por confianza, un detalle pequeño puede desatar un escándalo global.