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Fortnite Delulu arrasa entre jugadores – pero el chat tóxico provoca miles de baneos

por ytools
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El nuevo modo Delulu de Fortnite, con chat de voz por proximidad, debutó con cifras enormes y una buena dosis de polémica. En su primer fin de semana superó los 126 mil jugadores conectados al mismo tiempo, consolidándose como uno de los modos más jugados. Sin embargo, el furor vino acompañado de miles de reportes por insultos, acoso, racismo y sexismo.
Fortnite Delulu arrasa entre jugadores – pero el chat tóxico provoca miles de baneos
Epic Games no tardó en reaccionar y anunció que ya había expulsado a “miles” de cuentas por comportamiento abusivo.

Delulu se juega en el mapa clásico del battle royale, pero cambia las reglas sociales: los jugadores caen repartidos y pueden unirse o separarse libremente durante la partida. El fuego amigo está desactivado y la clave es el chat por proximidad, que conecta a quienes están cerca. Esto permite alianzas improvisadas, traiciones inesperadas y conversaciones que convierten cada encuentro en algo único. En teoría, un experimento social; en la práctica, una montaña rusa entre momentos divertidísimos y episodios de pura toxicidad.

Algunos jugadores lo describen como lo más entretenido que ha tenido Fortnite en años. Historias abundan: desde desconocidos que se unen para inventar búsquedas disparatadas hasta grupos que deciden regalarle la victoria a un niño solo para escuchar su alegría. Un usuario relató cómo gritaba por el mapa buscando a su “hijo” y un escuadrón rival, en lugar de matarlo, lo ayudó en una surreal aventura estilo “Buscando a Nemo”. Estas experiencias muestran lo que Delulu puede ofrecer cuando la comunidad fluye con buen humor.

Pero también aparecieron las historias negativas. Muchas mujeres afirmaron que apenas abrían la boca recibían comentarios sexistas o eran perseguidas. En servidores europeos, varios señalaron que era casi imposible jugar sin escuchar insultos racistas en cada partida. En Oriente Medio, jugadores indios contaron que sufrían discriminación lingüística y ataques directos. Así, lo que pretendía ser una función divertida se convirtió también en un espacio de exclusión y abuso.

Epic Games intentó atajar el problema rápidamente recordando a la comunidad el sistema de reportes integrado. Según la compañía, las denuncias registran fragmentos de audio que permiten tomar medidas rápidas contra los infractores. Miles de baneos ya se aplicaron en el primer fin de semana. Sin embargo, la gran pregunta es si la moderación puede mantener el ritmo frente a una base de jugadores tan masiva.

El debate en la comunidad se encendió. Unos dicen que entrar a un chat abierto es como lanzarse al mundo real: quien no tolere la crudeza, que juegue en privado. Otros argumentan que Fortnite se valora por ser accesible, y que un modo no debería transformarse en un espacio hostil que expulse a mujeres y minorías. La discusión trasciende al juego y toca los temas de siempre: libertad de expresión, censura y responsabilidad en entornos digitales.

Algunos creen que los videojuegos son de los últimos lugares donde la gente puede hablar sin filtros, aunque eso implique groserías. Otros responden que normalizar insultos no es libertad, sino justificar el odio. El contraste refleja tensiones sociales más amplias, donde internet es a la vez espacio de conexión y de conflicto.

Lo cierto es que Delulu, pese a la polémica, cautivó a miles. Jugadores lo llaman “el modo más divertido en años”, destacando la adrenalina de decidir si confiar en un extraño o la sorpresa de ser traicionado a mitad de partida. El nombre no podría ser más acertado: “Delulu”, un delirio caótico, absurdo, pero adictivo.

Por ahora, Epic no confirmó si será permanente. Sí adelantó que regresará en próximos fines de semana, mientras analizan datos: cuántos jugadores vuelven, cuántos son sancionados y si el sistema de denuncias logra reducir la toxicidad. El futuro de Delulu puede marcar un antes y un después en Fortnite, al combinar competición con interacción social de forma tan cruda.

Hoy la comunidad está dividida: para algunos es la chispa que revitaliza al juego; para otros, una prueba más de lo peor de la cultura online. Epic tiene por delante un desafío enorme: mantener el encanto caótico sin dejar que la toxicidad lo arruine. Los próximos fines de semana dirán si Delulu se convierte en leyenda o queda como un experimento fallido.

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