El equipo de iFixit desmontó el nuevo iPhone 17 Pro y descubrió cambios internos que van mucho más allá del simple paso de titanio a aluminio. 
La estructura fue rediseñada y ahora plantea nuevos retos a la hora de repararlo.
La parte trasera ya no es de vidrio completo: ahora solo cuenta con una pequeña ventana de vidrio que permite la carga inalámbrica y el uso de MagSafe, pero sin ofrecer acceso directo a la batería ni a otros componentes. Eso significa que casi cualquier reparación empieza retirando la pantalla, una maniobra delicada y costosa porque el display es una de las piezas más caras y frágiles del teléfono.
Una vez dentro, iFixit notó que la batería está fijada al marco intermedio. Este cambio facilita su sustitución en comparación con generaciones anteriores, aunque otros trabajos siguen siendo complicados. La sustitución del puerto USB-C, por ejemplo, continúa siendo tediosa y lenta. Por ello, el iPhone 17 Pro recibió la misma puntuación provisional de reparabilidad que el iPhone 16 Pro (7/10), pero en la práctica se percibe menos accesible que los modelos base o incluso que el reciente iPhone Air.
También reapareció el famoso “Scratchgate”. El acabado de aluminio anodizado luce premium, pero en los bordes afilados del módulo de cámaras la capa de anodización es más fina, lo que la hace propensa a rayaduras. Curiosamente, los modelos Pro resultan más vulnerables a daños estéticos que el iPhone 17 estándar, que con un diseño más simple aguanta mejor.
Para los usuarios, el mensaje es claro: quienes pasen de un iPhone 16 Pro a este modelo verán mejoras en rendimiento y diseño, pero también un retroceso en practicidad. Varios recuerdan que desde el iPhone 14 en los modelos base, Apple había introducido acceso más sencillo a la batería desde la parte trasera. Esa ventaja nunca llegó a la línea Pro, lo que aumenta el riesgo de dañar la pantalla o de que entre polvo en las cámaras durante un mantenimiento básico.
En resumen, el iPhone 17 Pro confirma la vieja tensión en Apple: estética y sofisticación primero, facilidad de reparación después. Es un dispositivo de gama alta, sin duda, pero cada arreglo puede terminar siendo tan caro como el propio móvil.
1 comentario
el 16 pro max se sentía más robusto que este