En la convención STLV: Trek to Vegas, celebrada en Las Vegas, el veterano productor y guionista de Star Trek, Brannon Braga, encendió el debate sobre la duración de las temporadas en la televisión actual.
Según él, las temporadas cortas de hoy se parecen a una «relación de Tinder»: rápidas, intensas y pasajeras. En contraste, las 22 a 26 entregas de antes permitían que el público desarrollara una conexión duradera y casi familiar con la serie.
Braga habla con autoridad. Fue coautor de las películas Generaciones y Primer contacto, productor de La nueva generación y Voyager, además de cocreador de Enterprise. En total escribió más de 100 episodios de la franquicia. Durante el panel, recordó: “Voyager tenía 26 capítulos por año. Muchos de ustedes todavía la ponen de fondo porque se siente acogedora, como un compañero de siempre. Ahora tenemos ocho o diez capítulos cada dos años. Eso no es algo que uno transmita a sus hijos. Y creo que es una pérdida”.
La comparación con la era moderna es evidente. Discovery comenzó en 2017 con 15 episodios, pero su última temporada en 2024 quedó reducida a 10. Picard tuvo tres temporadas, todas de 10 capítulos. Strange New Worlds siguió el mismo camino y concluirá con solo seis episodios tras duras negociaciones con Paramount, que inicialmente quería cerrarla con una película para TV. La próxima Starfleet Academy también arrancará con diez episodios, consolidando el formato actual.
Para Braga, este cambio obedece al incremento de presupuestos, a la presión por ofrecer calidad cinematográfica y a las dinámicas del streaming. “Es un nuevo paradigma”, explicó. “Todavía hay series que hacen 22 episodios, como NCIS. Pero no sé qué pasará con Star Trek. Ojalá algún día vuelvan a temporadas largas y sostenidas”.
La opinión de los fans está dividida. Algunos celebran la agilidad de las temporadas cortas, sin capítulos de relleno. Ejemplos como The Wire o Los Soprano demuestran que menos puede ser más. Otros extrañan los episodios “inútiles” pero entrañables de Star Trek: dilemas éticos inesperados, aventuras en el holodeck o contactos alienígenas fuera de lo común que añadían sabor y diversidad.
Un sector del fandom pide el regreso a las temporadas largas de los 90, donde cabían tanto las grandes tramas como historias independientes. Otros creen que 10 capítulos bien escritos son suficientes. Cada vez más voces piden un punto medio: 14 o 16 episodios que permitan equilibrar ritmo y desarrollo de personajes sin caer en la monotonía.
Al final, las palabras de Braga sonaron como un homenaje nostálgico a otra época. La industria actual no favorece ese modelo, pero su reflexión cala: las temporadas cortas pueden impresionar, pero las largas construyen complicidad y hábito. Y eso es lo que convirtió a Star Trek en algo más que una serie: en un compañero cultural que ha acompañado a generaciones.