El iPhone 17 Pro y el iPhone 17 Pro Max llegaron como los grandes estandartes de Apple para este año, pero en lugar de generar entusiasmo, se han convertido en motivo de críticas y frustraciones. Antes de la presentación ya se comentaba que la compañía dejaría de usar titanio y apostaría por el aluminio. Según Apple, la razón era sencilla: mejor capacidad de disipación de calor.
Sobre el papel parecía una jugada inteligente. En la práctica, ha resultado ser un dolor de cabeza para quienes gastaron hasta 2.000 dólares en un dispositivo que debería ser sinónimo de calidad y resistencia.
Un cuerpo demasiado frágil
Apenas unas semanas después del lanzamiento, empezaron a inundarse los foros y redes sociales con quejas. Los usuarios reportan que el iPhone 17 Pro se raya con solo rozar llaves o monedas, especialmente en los modelos más oscuros, donde las marcas se notan más. Además, una caída desde muy poca altura basta para dejar un golpe visible en el chasis. En internet circulan videos mostrando cómo el teléfono queda marcado como si fuera de plástico barato.
Para quienes siempre han usado el iPhone sin funda, la decepción es enorme. Durante años, Apple vendió la línea Pro como un objeto de diseño premium, pensado para presumirse. Ahora, muchos se ven obligados a cubrir su inversión con fundas de silicona de pocos euros para evitar más daños. Una contradicción total con el espíritu “Pro”.
La reacción de Apple no convence
En lugar de reconocer el problema, Apple intentó restarle importancia, incluso insinuando que algunos accesorios MagSafe podrían estar causando los daños. Para los más veteranos, esto recuerda al famoso “Antennagate” del iPhone 4, cuando Steve Jobs dijo que los usuarios lo sujetaban mal en vez de aceptar un fallo de diseño. Aquella vez, la compañía tuvo que entregar fundas gratis y rediseñar la antena en la siguiente versión.
No es solo el hardware
El malestar no se limita al cuerpo de aluminio. Varios dueños del iPhone 17 Pro se quejan de problemas de cobertura: llamadas que se cortan, señal inestable y datos móviles más lentos de lo esperado. A esto se suman errores gráficos y fallos en iOS 26. Lo que Apple presentó como el lanzamiento más emocionante de los últimos años ha terminado siendo una decepción costosa para muchos clientes.
Un déjà vu con Antennagate
La comparación con el escándalo del iPhone 4 es inevitable: un producto carísimo, fallos evidentes, usuarios molestos y una respuesta defensiva por parte de la empresa. Entonces, Apple tuvo que rectificar; ahora, muchos se preguntan si veremos una versión corregida del iPhone 17 Pro en los próximos meses.
Errores en el software que no ayudan
A todo esto se suman tropiezos recientes. iPadOS 18 dejó inutilizados a varios iPad con chip M4, mientras que el proyecto “Apple Intelligence” sigue sin convencer ni tener una implementación clara. La percepción es que Apple se ha obsesionado con sacar titulares llamativos, olvidando lo que antes la distinguía: fiabilidad y atención al detalle.
El iPhone 17 básico sale ganando
Paradójicamente, el modelo estándar del iPhone 17, que mantiene un diseño conocido y componentes probados, está recibiendo mucho mejores valoraciones. Los consumidores agradecen la estabilidad y la seguridad, justo lo que Apple solía garantizar y lo que ahora parece poner en segundo plano en sus modelos más caros.
¿Merece la pena comprarlo?
Para quienes valoran resistencia y consistencia, el iPhone 17 Pro no parece la mejor compra en este momento. Los que ya lo tienen deberían usar fundas protectoras y cruzar los dedos para que Apple solucione pronto los problemas de conexión con una actualización de iOS. Pero los arañazos y los golpes en el aluminio no se arreglan con software. Un precio premium sin calidad premium deja un sabor amargo.
El brillo de Apple se apaga
Durante mucho tiempo, Apple fue sinónimo de excelencia en diseño y tecnología. Con el iPhone 17 Pro, esa imagen empieza a resquebrajarse. Sí, ofrece gran rendimiento, buena batería y una pantalla espectacular, pero las carencias pesan demasiado. La esperanza es que el iPhone 18 recupere el rumbo y devuelva a la compañía su reputación de productos bien pensados y duraderos. Mientras tanto, lo más sensato puede ser quedarse con el iPhone 17 estándar o incluso mirar hacia la competencia, como el Galaxy S26, que aguanta mejor los golpes.