Apple aún no ha presentado su primer iPhone plegable, pero las expectativas ya están por las nubes. Los rumores, las filtraciones y las proyecciones de los analistas han creado una burbuja de entusiasmo que podría estallar en cualquier momento. Según Edison Lee, analista de Jefferies, el iPhone plegable de Apple no será el producto milagroso que muchos esperan.
De hecho, advierte que el mercado podría reaccionar con frialdad ante un dispositivo tan caro y con utilidad dudosa.
En su último informe, Lee ajustó las previsiones de ventas del iPhone: aumentó ligeramente las estimaciones para 2025 y 2026, pero redujo las de 2027. Su explicación es sencilla: cree que el interés por los futuros iPhone 18 Pro, Pro Max y el modelo plegable será más bajo de lo esperado. Mientras que Nikkei Asia habla de una producción de hasta 95 millones de unidades, Lee calcula apenas 12,5 millones. Una diferencia abismal que refleja, según él, un exceso de expectativas.
Por ahora, la estrella del catálogo de Apple sigue siendo el iPhone 17. Su éxito se debe a una jugada estratégica: duplicar el almacenamiento base a 256 GB manteniendo el mismo precio. En la práctica, eso equivale a una rebaja de 100 dólares. “El repunte en la demanda del iPhone 17 ya está reflejado en el precio de las acciones”, afirma Lee, dejando claro que este impulso no será eterno.
De hecho, el analista prevé que el crecimiento se estanque en los próximos años. Apple vendió 232 millones de iPhones en 2024, y se espera que alcance 248 millones en 2025, 250 millones en 2026 y vuelva a 248 millones en 2027. Un crecimiento de apenas 7 % el primer año y casi plano después. Además, el incremento de precio de 100 dólares en los modelos iPhone 18 Pro y Pro Max podría reducir el entusiasmo del público, aunque beneficie los márgenes de la empresa.
Pero la gran pregunta es otra: ¿quiere realmente el usuario un iPhone plegable? Los fieles de Apple suelen preferir dispositivos sólidos, elegantes y duraderos. Muchos consideran que los teléfonos plegables son frágiles, incómodos y más un capricho que una necesidad. Apple, fiel a su estilo, parece no tener prisa. La compañía prefiere esperar a que la tecnología de bisagras y pantallas flexibles madure antes de lanzarse con algo que cumpla sus exigentes estándares de calidad.
Aun así, la idea no deja de generar curiosidad. ¿Podrá Apple resolver los problemas que otros no lograron, como las arrugas en la pantalla, la baja autonomía o la durabilidad limitada? ¿O terminará siendo un producto de lujo para fanáticos de la marca? Todo apunta a que Apple se moverá con cautela, midiendo la reacción del mercado antes de apostar fuerte.
Los próximos meses serán reveladores. Si aparecen pedidos masivos de pantallas flexibles o piezas de bisagra en la cadena de suministro, será señal de que el proyecto avanza. Por ahora, las palabras de Lee suenan sensatas: el mercado de smartphones ha madurado, y ni siquiera Apple puede reinventarlo cada año. Tal vez el futuro del iPhone no esté en doblarse, sino en seguir perfeccionando lo que ya domina mejor que nadie.
1 comentario
Al menos Apple no usa a sus clientes como conejillos de indias 😂