Apple se prepara para entrar en el mercado de las gafas inteligentes, pero fiel a su estilo: paso a paso, con una estrategia bien pensada y priorizando la experiencia del usuario. Según el periodista Mark Gurman de Bloomberg, la compañía planea anunciar su primer modelo de gafas en 2026. Sin embargo, la primera versión no contará con una pantalla de realidad aumentada (AR), una función que llegaría recién en la segunda generación, prevista para uno o dos años después.
En lugar de apostar por la revolución inmediata, Apple parece optar por una introducción gradual.
El primer modelo se centrará en funciones simples y útiles del día a día: responder llamadas, tomar fotos, recibir comandos de Siri y ejecutar tareas básicas sin necesidad de sacar el iPhone del bolsillo. En esencia, serían una extensión del ecosistema Apple más que un dispositivo independiente. Mientras tanto, Meta, con sus gafas Ray-Ban, ya lleva la delantera en este terreno, algo que habría motivado a Apple a reasignar parte del equipo del Vision Pro para acelerar el desarrollo.
Gurman no mencionó el mes exacto del anuncio, pero todo apunta a que la presentación será en 2026 y el lanzamiento al mercado en 2027. Este calendario recuerda al del Vision Pro: primero se presenta el producto, luego se da tiempo a los desarrolladores para crear aplicaciones compatibles. Aun así, muchos seguidores se sentirán decepcionados al saber que no habrá pantalla AR, un elemento que muchos consideraban esencial para unas verdaderas gafas inteligentes.
Desde el punto de vista técnico, Apple apuesta fuerte por la eficiencia. La empresa habría asegurado más de la mitad de la capacidad inicial del nuevo proceso de 2 nanómetros (N2) de TSMC. Este chip promete un rendimiento hasta un 10% superior y una eficiencia energética un 20% mayor que el proceso actual de 3 nm. Eso significa menos calor, menor consumo y un diseño más ligero, algo fundamental para un dispositivo que debe ser cómodo durante horas de uso.
Hace unos años, una idea así parecía imposible: lograr potencia similar a la de un iPhone en un formato tan pequeño habría generado demasiado calor. Pero los avances de TSMC han hecho posible ese equilibrio. Los nuevos chips permitirán a Apple diseñar unas gafas potentes, discretas y elegantes, sin baterías voluminosas ni ventiladores visibles. Todo indica que el diseño será tan refinado como los de otros productos de la marca.
Es probable que la falta de una pantalla AR limite el atractivo inicial para los fanáticos de la tecnología. Pero Apple rara vez lanza un producto completamente revolucionario desde el primer día. La estrategia es clara: comenzar con algo funcional y pulido, para luego, con la segunda generación, dar el gran salto hacia la realidad aumentada. Si lo logran, las Apple Glasses podrían redefinir la forma en que interactuamos con la tecnología, del mismo modo que el Apple Watch transformó la idea de los relojes inteligentes.