Intel finalmente da un golpe sobre la mesa en el terreno de la inteligencia artificial. Tras años de retrasos, proyectos cancelados y una estrategia poco clara, la compañía ha anunciado un nuevo rumbo: un ciclo anual de productos de IA. Esto significa que cada año se lanzarán nuevas arquitecturas, un movimiento que busca devolver a Intel la relevancia frente a rivales como NVIDIA y AMD.
El anuncio se realizó durante el Tech Tour de la empresa, marcando el inicio de una nueva etapa más enfocada, constante y ambiciosa.
Durante mucho tiempo, la posición de Intel en el mercado de IA fue incierta. Mientras NVIDIA consolidaba su dominio con CUDA y AMD expandía su presencia en el sector profesional, Intel parecía atrapada en un ciclo de promesas y reestructuraciones. Ahora, con un plan más claro, la compañía pretende recuperar el tiempo perdido y volver a ser un actor central en el ecosistema de inteligencia artificial.
El director de tecnología, Sachin Katti, explicó que el primer gran paso será una GPU optimizada para inferencia, es decir, diseñada específicamente para ejecutar modelos de IA ya entrenados en entornos empresariales o en la nube. Este chip será presentado oficialmente a finales de año durante el evento Open Compute Project (OCP). Según Katti, el nuevo GPU contará con mayor ancho de banda de memoria, una gran capacidad y una arquitectura escalable ideal para cargas de trabajo intensivas. Además, aseguró que el nivel de software se mantendrá constante entre generaciones, lo que facilitará la vida de los desarrolladores y garantizará una transición sin fricciones.
El pilar de esta nueva estrategia será la arquitectura Jaguar Shores (JGS), que reemplaza al proyecto cancelado Falcon Shores. JGS integrará múltiples dominios e IPs en una solución de rack completa, con soporte para memoria HBM4. Todo apunta a que Intel busca posicionar esta arquitectura como base para los grandes centros de datos y proveedores de servicios en la nube que necesitan potencia para inferencia a gran escala.
Se especula que la compañía combinará la arquitectura Battlemage con módulos GDDR7 para equilibrar rendimiento y eficiencia, una fórmula clave para hacer frente a las necesidades actuales de la IA empresarial. En la práctica, esto permitiría a Intel ofrecer un producto competitivo que no solo destaque por la potencia, sino también por su consumo energético y escalabilidad.
Aun así, el desafío es enorme. NVIDIA y AMD llevan años de ventaja en tecnología, software y adopción. La línea Gaudi AI de Intel tuvo un comienzo prometedor, pero no logró una adopción masiva. Para revertir esta situación, Intel deberá ofrecer no solo buen hardware, sino también consistencia, soporte y disponibilidad real en el mercado. Su nuevo ritmo anual podría ser el primer paso hacia esa meta.
En el evento, el ambiente fue de confianza y optimismo. Los ejecutivos insistieron en que la empresa está comprometida con un calendario predecible y con la recuperación de la confianza del sector. Si Intel cumple lo prometido, 2025 podría ser el año en que la compañía recupere su lugar en la vanguardia de la inteligencia artificial – esta vez, no con palabras, sino con resultados.