Diane Keaton, la actriz ganadora del Oscar que conquistó a Hollywood con su talento, humor y estilo inconfundible, falleció el 11 de octubre de 2025 en California a los 79 años.
Su familia confirmó la noticia y pidió privacidad en este momento de duelo.
Mientras tanto, el mundo del cine llora la partida de una mujer que redefinió lo que significa ser una estrella: auténtica, divertida, impredecible y profundamente humana.
Nacida como Diane Hall el 5 de enero de 1946 en Los Ángeles, Keaton inició su carrera en el teatro antes de convertirse en una de las actrices más queridas de los años 70. Su papel como Kay Adams, la esposa de Michael Corleone en El Padrino y su secuela, la convirtió en una figura inolvidable. Pero fue con Annie Hall (1977), dirigida por Woody Allen, que alcanzó la consagración total. Su interpretación natural y encantadora le valió el Oscar a Mejor Actriz, y su peculiar estilo masculino con sombreros, chalecos y corbatas marcó tendencia en la moda mundial.
Durante los años 80, Keaton demostró su versatilidad en películas como Rojos, La pequeña tamborilera, Crímenes del corazón y La buena madre. En cada personaje, mostraba la complejidad y la fragilidad de las emociones humanas, siempre con una sinceridad que la diferenciaba del resto.
En los 90, se ganó a nuevas generaciones con El padre de la novia y su secuela, junto a Steve Martin. Años más tarde, brilló en la comedia romántica Alguien tiene que ceder (2003), donde compartió pantalla con Jack Nicholson, regalando una actuación llena de ternura y humor.
En el siglo XXI, Keaton siguió presente en el cine con títulos como El club de las divorciadas, La joya de la familia, Poms y Book Club. Su último trabajo fue la comedia Summer Camp (2024), una película ligera y vitalista que reflejaba perfectamente su espíritu alegre.
Diane Keaton deja un legado inmenso: fue más que una actriz, fue una forma de ser. Su sonrisa, su excentricidad y su elegancia seguirán vivas en cada una de sus películas. Para muchos, siempre será Annie Hall: espontánea, libre y absolutamente inolvidable.