El nuevo Realme GT 8 Pro llega dispuesto a romper la monotonía del mercado móvil con una idea tan curiosa como atrevida. Su lanzamiento en China está previsto para la próxima semana, y será el primer teléfono de la marca con ajuste fotográfico realizado por Ricoh Imaging.
Pero lo más llamativo no es la cámara en sí, sino su sistema modular de carcasas intercambiables, que permite personalizar el aspecto del dispositivo de una forma nunca vista en la gama alta.
El sistema utiliza dos pequeños tornillos Torx y un anclaje magnético que permiten cambiar el módulo en segundos. Realme mostró varios diseños – cuadrado, redondo e incluso uno tipo robot – con distintos materiales y colores. Ya no se trata solo de poner una funda bonita: ahora el teléfono mismo se convierte en una pieza de diseño. Algunos usuarios imaginan módulos con filtros fotográficos integrados, como ND o polarizadores, que podrían ampliar las posibilidades creativas de la cámara.
Además, el GT 8 Pro estrena una parte trasera hecha de cuero reciclado con textura de papel, de apenas 0,02 mm de grosor, resistente al desgaste y a la corrosión. Una apuesta ecológica y moderna. Aunque algunos lo ven como un simple truco publicitario, muchos celebran que Realme se atreva a innovar donde otros solo repiten fórmulas. Tal vez no cambie la fotografía móvil, pero sí devuelve algo que el sector había perdido: personalidad. Si la marca permite a terceros fabricar sus propios módulos, podríamos estar ante el comienzo de una nueva tendencia en personalización de smartphones.