Apple acaba de conseguir un respaldo clave del gobierno chino, en un movimiento que reafirma su posición en uno de los mercados más estratégicos del planeta.
Tim Cook, su CEO, demuestra una vez más que dirigir una empresa tecnológica global también implica dominar el arte de la diplomacia.
Tim Cook en Pekín: tecnología y política de la mano
Durante su visita oficial a China, Tim Cook se reunió con Li Lecheng, ministro de Industria y Tecnología de la Información. El encuentro culminó con un compromiso mutuo: Apple aumentará sus inversiones en el país, mientras que China ofrecerá un entorno favorable para las empresas extranjeras. Un mensaje claro de que Pekín quiere mantener la cooperación con gigantes como Apple, a pesar de las tensiones comerciales con Estados Unidos.
El anuncio llega en un momento decisivo: China ha aprobado finalmente el uso comercial del eSIM por parte de sus principales operadoras – China Mobile, China Telecom y China Unicom – . Con ello, se despeja el camino para el lanzamiento del iPhone Air, el modelo de Apple que funciona únicamente con eSIM. Este visto bueno representa una victoria estratégica para la compañía y un gesto político de confianza.
En una entrevista con medios locales, Cook declaró: “Siempre es un placer volver a China. Es un país que cambia constantemente, lleno de energía e innovación. Amo su cultura y a su gente.” Un discurso medido, pero cargado de intención: reforzar los lazos con el gobierno chino y con los millones de consumidores del país.
El difícil equilibrio entre Washington y Pekín
Tim Cook se enfrenta a una ecuación compleja. Por un lado, Estados Unidos exige que la producción regrese a suelo nacional; por otro, China ofrece la escala, la eficiencia y el talento que Apple necesita para seguir dominando el mercado global. Para mantener el equilibrio, la empresa prometió invertir 600 mil millones de dólares en territorio estadounidense, creando una cadena de suministro más autónoma. Pero la realidad es que la base industrial china sigue siendo irremplazable.
Hace unos días, Sabih Khan, director de operaciones de Apple, visitó la planta de Lens Precision en Taizhou, subsidiaria de Lens Technology. Esta empresa produce componentes para el iPhone, el Apple Watch, el Mac y el Vision Pro. La visita refuerza una verdad incómoda: el corazón de Apple sigue latiendo en China.
De acuerdo con un informe de Jefferies, incluso en 2026 Apple podría seguir enviando alrededor de 9 millones de iPhones desde China hacia el mercado estadounidense. Los esfuerzos por trasladar parte de la producción a India se ven frenados por la falta de infraestructura y personal especializado.
Plan B: Vietnam y más allá
Consciente de los riesgos, Apple está diversificando su producción. Parte de su futura línea de productos domésticos – como el nuevo HomePod con pantalla, cámaras inteligentes y un robot de mesa con IA – se fabricará en Vietnam, en las instalaciones de BYD. Sin embargo, cualquier cambio repentino en la política comercial estadounidense podría poner todo ese plan en jaque.
La autorización del eSIM, después de años de restricciones, también marca una apertura tecnológica por parte de China. Durante mucho tiempo, el gobierno chino mantuvo reservas por motivos de seguridad, y ahora su cambio de postura refleja una apuesta por la modernización y por reforzar la cooperación con socios estratégicos.
Una señal clara desde Pekín
El mensaje es inequívoco: Apple no solo es un socio económico, sino un símbolo de confianza mutua. Un analista citado por la prensa china lo resumió así: “El gobierno ha mostrado un fuerte apoyo a las operaciones continuas de Apple en China.” En un momento en el que la palabra “desacoplamiento” suena cada vez más en Washington, Pekín responde con pragmatismo y apertura.
Para Tim Cook, esta es una partida de ajedrez de alto nivel. Debe mantener la sonrisa ante dos potencias que esperan lealtad total. Con su enorme capital y una diplomacia cuidadosamente calculada, Cook busca mantener a Apple por encima de las tensiones. Por ahora, lo está logrando, pero el tablero global nunca ha sido tan inestable.
Claves del momento
- China aprueba el eSIM, despejando el camino para el lanzamiento del iPhone Air.
- Apple incrementa su inversión en China mientras promete 600 mil millones de dólares en EE. UU.
- El traslado de producción a India avanza lentamente por problemas estructurales.
- El “desacoplamiento” tecnológico sigue siendo más discurso político que realidad.
Apple ha vuelto a demostrar que sabe moverse entre la geopolítica y los negocios con precisión quirúrgica. Pero cuanto más alto sube, más estrecho se vuelve el cable por el que camina Tim Cook.