NVIDIA acaba de marcar un antes y un después en la historia de la fabricación de chips en Estados Unidos. Jensen Huang, su carismático CEO, presentó el primer wafer del chip Blackwell producido en suelo estadounidense, fabricado por TSMC en su moderna planta de Arizona. 
Este logro representa mucho más que un avance tecnológico: simboliza el regreso de la producción de semiconductores de alta gama al país después de décadas de dependencia de Asia.
Desde la administración Trump, la política de reindustrialización y el lema “Made in USA” se convirtieron en prioridades estratégicas. Muchas empresas tecnológicas respondieron a ese llamado, y NVIDIA fue una de las primeras en dar el paso. La compañía anunció una inversión masiva de 500 mil millones de dólares para fortalecer la producción local, impulsando también a sus socios como Foxconn y Quanta a establecer operaciones dentro de Estados Unidos.
Durante su visita a Phoenix, Huang destacó que este logro no se trata solo de ingeniería, sino de visión de país. “Por primera vez en la historia moderna, el chip más importante del mundo se fabrica aquí, en Estados Unidos, dentro de la fábrica más avanzada del planeta”, afirmó. Para Huang, esto marca el cumplimiento de una meta largamente soñada: crear empleos, recuperar independencia tecnológica y devolverle a Estados Unidos el liderazgo en innovación global.
El director de TSMC Arizona, Ray Chuang, acompañó a Huang en la ceremonia y celebró la velocidad del progreso. Desde el anuncio oficial en abril hasta la producción del primer wafer pasaron solo seis meses, un ritmo que pocas compañías en el mundo podrían igualar. TSMC, el gigante taiwanés de los semiconductores, demostró que puede replicar su excelencia productiva también en territorio estadounidense.
Los chips Blackwell representan la base de la nueva generación de inteligencia artificial y computación de alto rendimiento. Su proceso de fabricación incluye fases extremadamente complejas – como el apilado de capas, la litografía, el grabado y el corte del silicio – que exigen precisión a nivel nanométrico. Que todo esto ocurra dentro de Estados Unidos es un cambio estratégico que reduce riesgos en la cadena global de suministro y fortalece la seguridad tecnológica nacional.
De cara al futuro, TSMC planea ampliar la producción en Arizona con chips de 2, 3 y 4 nanómetros, además del revolucionario A16 de 1.6nm. Con ello, el estado se perfila como el nuevo epicentro de la industria de semiconductores, rivalizando directamente con Taiwán y Corea del Sur. Para NVIDIA, esta alianza marca no solo un hito industrial, sino el comienzo de una nueva era de innovación estadounidense que promete redefinir el mapa tecnológico mundial.