Poncle, el estudio diminuto que convirtió a Vampire Survivors en uno de los vicios indie más fuertes de los últimos años, no tiene ninguna intención de soltar su criatura. Durante la presentación de Xbox Partner Preview el equipo apareció con una nueva carta sobre la mesa: Vampire Crawlers. A primera vista, muchos pensaron que por fin estaban viendo Vampire Survivors 2, pero el propio estudio se apresuró a aclarar que no es así. Crawlers es un spin-off oficial, y precisamente en esa palabra – “spin-off” y no “secuela” – se esconde la pista de que el verdadero salto numerado podría estar gestándose en la sombra.
En entrevistas posteriores al anuncio, el fundador y CEO de Poncle, Luca Galante, dejó claro que Vampire Crawlers no pretende sustituir al juego original ni venderse como una continuación directa con un simple “2” en el título. 
La idea es abrir una especie de línea paralela de proyectos dentro del mismo universo, donde el estudio pueda jugar con otros géneros y estructuras sin traicionar lo que hace especial a Vampire Survivors. Es casi como un laboratorio creativo: mismos ingredientes base, nuevas recetas.
Galante resume la filosofía del estudio en unos cuantos pilares aparentemente sencillos: accesibilidad, inmediatez, precio bajo, enorme rejugabilidad y una auténtica lluvia de efectos brillantes en la pantalla. Vampire Survivors se ganó su reputación precisamente por eso: corre en casi cualquier PC, cuesta poco y, a cambio, te regala una avalancha de mejoras, sinergias locas y explosiones de partículas que convierten cada partida en un festival caótico de píxeles. El objetivo con Vampire Crawlers es que el jugador sienta algo muy parecido, aunque el punto de vista y las mecánicas cambien de manera radical.
La gran diferencia está en la perspectiva y en el ritmo. Vampire Crawlers apuesta por la vista en primera persona y por la exploración de mazmorras, más cercana a un dungeon crawler clásico, pero condimentada con ADN de roguelike y mecánicas de deckbuilding. Ya no observas a tu personaje desde arriba esquivando hordas como una hormiga rodeada de murciélagos: ahora caminas por pasillos estrechos, abres puertas sin saber qué hay detrás y limpias sala a sala mientras juegas y gestionas un mazo de cartas de habilidades. Cada carta puede ser un hechizo, una mejora, una locura más que sumar al caos. Todo ello aderezado con el humor peculiar de Poncle: armas absurdas, guiños meta y ese tono de “esto empezó como un chiste y se nos fue de las manos” que tanto encaja con la saga.
El detalle clave es que el juego se llama Vampire Crawlers y no Vampire Survivors 2. No es un error de marketing, es intención pura. Galante insiste una y otra vez en que se trata de un spin-off, no de la “entrega principal”. Para quien llevaba tiempo soñando con ver un enorme número 2 en el logo, eso puede sonar a jarro de agua fría. Sin embargo, Poncle no cierra la puerta al gran anuncio; al contrario, la entreabre. Cuando le preguntan directamente por una secuela auténtica, Luca suelta una frase corta pero contundente: el equipo ya está trabajando en algo relacionado con una continuación, sólo que todavía no es el momento de enseñarlo.
Con esa sola frase, la conversación en la comunidad cambió. Ya no se discute tanto si habrá o no un Vampire Survivors 2, sino cómo será. ¿Veremos una secuela con el nombre escrito tal cual en la portada, o un heredero espiritual que rompa otra vez el molde de los survival roguelike automáticos? Sea cual sea la respuesta, el mensaje es claro: Poncle no ve su juego estrella como un golpe de suerte irrepetible, sino como el inicio de una familia de títulos que pueden mutar y crecer con el tiempo.
Otro punto interesante es el tiempo de desarrollo. Galante comenta que Vampire Crawlers lleva unos cuatro años en producción. Eso significa que el proyecto no nació como reacción rápida al éxito del original, sino que se fue cocinando en paralelo. Poncle ha tenido tiempo de sobra para comprobar si su mantra de “simple, barato y peligrosamente adictivo” también funciona dentro de una experiencia en primera persona con cartas y mazmorras. La idea es que una partida a Crawlers sea tan fácil de iniciar como una run de Vampire Survivors: pocos menús, explicaciones ligeras y ese típico “entro diez minutos y me voy” que acaba transformándose en una hora de juego sin darte cuenta.
En cuanto a plataformas, el estudio repite la jugada que le funcionó tan bien con el original. Vampire Crawlers tiene previsto su lanzamiento para 2026 en PC, Nintendo Switch, PlayStation 4, PlayStation 5 y Xbox Series X|S. Es decir, casi cualquier jugador con hardware actual tendrá una puerta de entrada al spin-off, ya sea en el sofá, en el escritorio o en modo portátil. Cuantas más vías de acceso, más fácil es que el boca a boca haga su trabajo, y eso es oro para un estudio pequeño sin campañas de marketing millonarias.
Mientras tanto, el Vampire Survivors original sigue siendo uno de los ejemplos más claros de cómo una idea mínima puede convertirse en algo gigantesco si está ejecutada con precisión. Su versión 1.0 se llevó valoraciones muy sólidas, rondando el 8/10, y para muchos jugadores se ha convertido en el típico título “siempre instalado” perfecto para llenar huecos de tiempo… que nunca son tan pequeños como uno cree. Entre DLCs, actualizaciones y nuevos personajes, todavía le queda cuerda para rato.
Al final, Vampire Crawlers se presenta como experimento y como promesa a la vez. Por un lado, demuestra que la fórmula de Vampire Survivors es mucho más flexible de lo que parecía, capaz de migrar a otros géneros sin perder su identidad. Por otro, el guiño a una futura secuela invita a imaginar lo que podría ser un Vampire Survivors 2: mapas nuevos, armas más exageradas, builds todavía más rotas, un endgame delirante y esa pantalla completamente inundada de enemigos y números críticos. El futuro de la saga ya no es una cuestión de “si habrá algo más”, sino de cuántas versiones distintas de esta locura será capaz de inventar Poncle.