Samsung quiere volver a marcar el ritmo en el mundo de los plegables y lo hace con el Galaxy Z TriFold, su primer smartphone capaz de doblarse en tres partes. 
No es un experimento barato ni discreto: estamos ante un dispositivo claramente de nicho, con precio de portátil premium y pensado para gente que quiere llevar la tecnología más nueva en el bolsillo. Y precisamente por ese precio tan alto aparece el gran miedo de muchos usuarios: qué pasa con la cuenta bancaria si esa enorme pantalla flexible se rompe.
Para intentar calmar los nervios, la compañía ha anunciado en Corea del Sur un programa especial para los compradores del Galaxy Z TriFold. Cada propietario del modelo tendrá derecho a un único descuento del 50% en la reparación de la pantalla. En la práctica significa que, si el panel se daña y hay que cambiarlo en un servicio técnico oficial, Samsung asume la mitad del coste de la reparación. Para un móvil que ronda los 2.450 dólares, esa rebaja se convierte en una especie de red de seguridad para quienes se animen a probar este nuevo formato.
El matiz importante es que todavía no está claro dónde empieza y dónde termina ese beneficio. Samsung no ha especificado de forma pública si el descuento se aplica tanto a la pantalla interna como a la externa o solo a una de ellas. La duda es relevante: por dentro, el Galaxy Z TriFold monta un panel flexible de unas 10 pulgadas, dividido en tres secciones y sometido a constantes pliegues, presiones y pequeños golpes de uso diario. Por fuera, el usuario se encuentra con una pantalla más tradicional de 6,5 pulgadas protegida por Gorilla Glass Ceramic 2, un cristal más resistente que el estándar, pero que tampoco es inmune a las caídas.
Otro punto que sigue en sombra son los precios oficiales de sustitución de pantalla. De momento, Samsung no ha detallado cuánto costará cambiar el panel interno o el externo del TriFold, por lo que es difícil traducir ese 50% en cifras concretas. Sin embargo, la experiencia con otros plegables de la marca y de la competencia deja claro que cualquier módulo flexible resulta bastante más caro de reemplazar que una pantalla convencional. Si la compañía incluye el panel interior en la promoción, el ahorro real para el usuario puede medirse en cientos de euros o dólares.
Más allá del programa de reparaciones, destaca que Samsung se ha desmarcado de la tendencia de recortar accesorios. En pleno 2025 sigue habiendo buques insignia que llegan sin cargador ni funda, pero el Galaxy Z TriFold llega con un cargador de 45 W en la caja, listo para exprimir la carga rápida desde el primer día. A esto se suma una funda diseñada específicamente para el chasis de tres secciones, con recortes pensados para proteger bisagras y esquinas en el momento en que el usuario todavía está aprendiendo cómo sujetar y plegar el dispositivo sin miedo.
En el mercado coreano, el nuevo TriFold se coloca en torno a los 3.594.000 won, que se traducen en unos 2.450 dólares al cambio. Llega vestido con un acabado oscuro y elegante llamado Crafted Black, que refuerza la idea de producto de lujo más que de móvil de consumo masivo. Las ventas arrancan el 12 de diciembre en Corea del Sur y, según los planes oficiales, el dispositivo irá desembarcando poco después en mercados clave como China, Taiwán, Singapur, Emiratos Árabes Unidos y Estados Unidos, entre otros.
Viendo el conjunto queda bastante clara la estrategia de Samsung: combinar un diseño muy arriesgado con un precio alto, pero respaldarlo con un programa de reparación con descuento, accesorios completos y un lanzamiento global que presente el Galaxy Z TriFold como la cara visible de la próxima generación de plegables. La marca quiere demostrar que las pantallas que se doblan en tres ya no son solo un prototipo de feria tecnológica, sino una categoría que empieza a dar pasos hacia un público algo más amplio, aunque todavía premium.
Queda por ver cómo aguantará el TriFold tras meses de abrir y cerrar la pantalla, viajes en mochila, uso intensivo y los inevitables descuidos del día a día. Las dudas sobre la vida útil de las bisagras y de la capa flexible no desaparecerán de un día para otro. Aun así, ese descuento único del 50% en la reparación, sumado al cargador de 45 W y a la funda incluidos de serie, convierten al Galaxy Z TriFold en una apuesta algo menos arriesgada dentro del universo de los móviles ultracaros, y en una opción tentadora para quienes sueñan con llevar un pequeño tablet en el bolsillo sin renunciar del todo a cierta tranquilidad.
1 comentario
Al menos meten cargador y funda, ya con eso va mejor equipado que muchos gama alta actuales