Perder la maleta en un aeropuerto puede arruinar cualquier viaje. Pero en Los Ángeles (LAX), un pasajero logró convertir ese posible desastre en una historia casi de película gracias a un pequeño dispositivo de Apple: el AirTag. Daniel Scott, residente de West Hollywood, acababa de aterrizar desde Salt Lake City y esperaba sus dos maletas. Una nunca apareció.
Por suerte, Scott había tenido la previsión de esconder un AirTag dentro.
Al abrir la app Buscar, notó enseguida que el punto de la maleta se movía. En lugar de quedarse en la cinta, avanzaba hacia la zona de transporte compartido. Intentó seguirlo a pie, pero el ladrón era más rápido. Decidió entonces confiar en la señal. El rastreo lo condujo hasta un edificio abandonado cerca del aeropuerto, con ventanas tapiadas y aspecto de haber estado vacío por años.
En ese momento, Scott llamó a la policía aeroportuaria. Los agentes entraron en el lugar y encontraron la maleta. La escena parecía sacada de una serie: la ropa del pasajero tirada por varias habitaciones y un hombre que, para colmo, los recibió vistiendo los pantalones y la camiseta de Scott. El sospechoso fue detenido en el acto y gran parte de las pertenencias se recuperó.
Más tarde, Scott explicó que los AirTag son muy útiles, pero insistió en que no conviene hacerse el héroe. Lo más sensato es dejar que las autoridades actúen. Y no es la primera vez que un AirTag salva a un viajero. Hace poco, un mago pudo recuperar sus accesorios de espectáculo, y otro pasajero recuperó ropa valorada en 15.000 dólares gracias al rastreador y a la policía.
El secreto de los AirTag está en su tamaño diminuto y su discreción. Se pueden esconder en maletas, mochilas, bolsos o hasta en el collar de una mascota. Funcionan con la red Buscar de Apple, que utiliza de forma anónima millones de iPhones para localizar el dispositivo con gran precisión. Para quienes vuelan con frecuencia, es casi como un seguro adicional que brinda tranquilidad.
El caso de Scott demuestra algo claro: la tecnología es poderosa, pero la manera de usarla lo es aún más. Mantener la calma, seguir el rastro y avisar a la policía puede convertir un robo frustrante en una recuperación exitosa. Al final, este episodio deja una lección: un pequeño dispositivo de 30 dólares puede marcar la diferencia entre una pesadilla y una anécdota que contar al regresar a casa.