AMD ya no está simplemente observando desde la banca. Bajo el liderazgo de Lisa Su, la compañía se está metiendo de lleno en la batalla por la inteligencia artificial, enfrentando a una NVIDIA que parecía intocable hasta hace poco. Pero esto no es solo una pelea de chips: es una guerra contra todo un ecosistema dominado por años.
Desde el boom de la IA con la llegada de ChatGPT en 2022, NVIDIA ha liderado cómodamente gracias a sus chips Ampere y Hopper y al poder absoluto de su plataforma CUDA.
AMD reaccionó en 2023 con su serie Instinct MI300X, que incluye el doble de memoria que la H100 de NVIDIA y una arquitectura CDNA 3 que promete competir seriamente. Pero ofrecer buen hardware no es suficiente cuando todo está armado para favorecer al rival.
El verdadero obstáculo para AMD es el ecosistema cerrado de NVIDIA. Grandes tecnológicas ya tienen contratos y flujos de trabajo basados en CUDA. Cambiar a AMD significa romper todo eso, y aunque sus chips pueden ser hasta 30% más baratos con buen rendimiento, no es tan fácil. Aun así, empresas como Microsoft y OpenAI ya están probando sus servidores Helios con procesadores EPYC Venice.
Pero lo mejor está por venir: la próxima generación, MI400, promete memoria HBM4 y un 50% más de capacidad. Será una respuesta directa a los Rubin de NVIDIA. El objetivo de AMD no es eliminar a su rival, sino ganar espacio y posicionarse como una opción sólida, como ya ocurre con las tarjetas gráficas de consumo.
Obvio, no todos están convencidos. Algunos creen que AMD jamás alcanzará el dominio de NVIDIA. Pero los analistas prevén un segundo trimestre con crecimiento, impulsado por la adopción de los MI350 y avances en centros de datos. Lisa Su no vende humo, está construyendo algo serio.
¿Podrá AMD romper el monopolio? Quizás no hoy. Pero el simple hecho de obligar al mercado a mirar más allá de NVIDIA ya es una victoria importante.