American Eagle Outfitters (AEO) logró llamar la atención cuando eligió a la actriz Sydney Sweeney para protagonizar su campaña “great jeans/genes”. La estrategia generó polémica: algunos celebraron el regreso a un estilo más glamuroso en la publicidad, mientras que otros criticaron el abandono del discurso de diversidad corporal e incluso señalaron referencias incómodas a la genética. 
Lo cierto es que funcionó a corto plazo: el valor de mercado de AEO subió alrededor de un 11% en el punto más alto de la campaña, compensando parte de las pérdidas causadas por los aranceles.
El problema es que el efecto fue fugaz. Según Google Trends, el interés prácticamente desapareció en menos de 90 días. Los analistas de Bank of America ya lo habían anticipado: difícilmente este tipo de exposición genera crecimiento real a largo plazo. Fue un golpe de efecto, pero sin bases sólidas.
Buscando repetir la fórmula, AEO lanzó la colección AE x Tru Kolors by Travis Kelce, aprovechando el compromiso del jugador de la NFL con Taylor Swift. Sin embargo, hasta ahora no se ha visto ningún repunte en las búsquedas ni entusiasmo en redes.
Al final, lo que pesa son los números. La empresa presentará resultados el 3 de septiembre y ya advirtió que en 2025 sus márgenes se reducirán en 40 millones de dólares debido a los aranceles, incluso después de aplicar medidas de mitigación. Los inversores, más allá del brillo de las celebridades, quieren respuestas sobre cómo AEO enfrentará la presión de costos.