Double Fine es un estudio que siempre ha destacado por sus juegos creativos y fuera de lo común. Desde el aclamado Psychonauts hasta el ambicioso (pero fallido) Brütal Legend, la compañía se ha caracterizado por arriesgarse con conceptos inusuales. Después del éxito comercial de Psychonauts 2, Double Fine se tomó un descanso de los grandes lanzamientos.
Ahora, en 2025, nos llega su nuevo proyecto: Keeper, un juego que combina elementos de aventura y simulador de caminatas, buscando ofrecer una experiencia única y artística.
A simple vista, Keeper es claramente un juego de Double Fine. Su estilo visual llamativo y los paisajes surrealistas transportan al jugador a un mundo excéntrico y lleno de personalidad. Sin embargo, la trama es más misteriosa y está llena de ambigüedades, lo cual encaja con la esencia del estudio. En este juego, controlas un faro que cobra vida después de ser golpeado por un pájaro. ¿Cómo obtuvo conciencia el faro? ¿Por qué mantiene esa conciencia después de transformarse varias veces, pasando a ser un barco, un Beyblade e incluso un barco-cangrejo? Esas preguntas no reciben respuestas, y el objetivo parece ser disfrutar del viaje más que entender todos los porqués.
Aunque la narrativa tiene algo de profundidad, Keeper es, en términos generales, un juego muy sencillo. Se puede clasificar como un simulador de caminatas, con algunos rompecabezas ligeros que no requieren mucho pensamiento. Los “rompecabezas” del juego se resuelven principalmente iluminando ciertos objetos con la luz de tu personaje para abrir nuevos caminos o liberar criaturas atrapadas. Sin embargo, estos desafíos rara vez hacen que el jugador tenga que reflexionar profundamente. Es más bien un camino predeterminado por el cual sigues avanzando. Pero esa es la intención de Keeper: no se trata de un reto mental, sino de una experiencia para ser vivida y disfrutada.
El tema central del juego es la lucha entre la luz y la oscuridad. Aunque es un tema clásico y algo recurrente, la forma en que se presenta en Keeper es demasiado obvia, sin aportar mayores matices. Si bien Double Fine deja claro que la interpretación depende del jugador, para mí el simbolismo fue demasiado directo. La escena inicial recuerda mucho a la famosa escena de El Señor de los Anillos, cuando Gandalf usa la luz para repeler a los Nazgûl. Es una referencia obvia, y aunque la idea de la lucha entre luz y oscuridad es poderosa, para mí le faltó un poco más de profundidad. Tal vez esta fue una elección intencional para dejar que cada quien saque sus propias conclusiones, pero personalmente no sentí una conexión profunda con el tema.
En cuanto a lo visual, Keeper es una verdadera obra de arte. El diseño artístico es impresionante. Los entornos están llenos de vida, con paisajes mágicos y surrealistas que parecen cuadros vivos. La exploración del mundo es una de las mayores recompensas que ofrece el juego. Cada escenario, incluso en los momentos más sencillos, tiene una belleza única, y el jugador se siente constantemente invitado a explorar para descubrir los pequeños secretos que guarda el mundo. Aunque la trama no siempre logra mantener el interés, la experiencia visual sigue siendo un atractivo muy fuerte.
Sin embargo, a pesar de lo impresionante que es el juego visualmente, el ritmo deja mucho que desear. Keeper se abre un poco más hacia la mitad del juego, cuando se introducen elementos de plataformas que proporcionan un cambio refrescante. Hay momentos genuinamente divertidos en estos segmentos, especialmente cuando el personaje se transforma en una forma parecida a algodón de azúcar, lo que le permite saltar y flotar por el escenario. Es una experiencia muy agradable, pero no dura mucho. El problema es que estos momentos divertidos son muy breves, y pronto vuelves a los tramos más lineales y repetitivos que ralentizan la experiencia. El juego nunca logra mantener un ritmo fluido por mucho tiempo.
A lo largo del juego, el protagonista pasa por diversas formas: primero un faro, luego un barco, un Beyblade y, finalmente, un barco-cangrejo. Cada transformación trae algo nuevo, pero con el tiempo se vuelve evidente que el juego está buscando extenderse, más que ofrecer una progresión natural. Cada vez que el juego cambia de forma, uno siente que ya ha experimentado eso antes, lo que genera una sensación de repetición. Esto se vuelve aún más evidente cuando uno se da cuenta de que el juego podría haber sido mucho más efectivo si hubiera sido más condensado. Los 39 niveles pueden sentirse excesivos, especialmente cuando los momentos más divertidos se reemplazan por tramos más monótonos. La duración de unas ocho horas puede ser demasiado larga para lo que el juego tiene para ofrecer.
En resumen, Keeper es un juego difícil de clasificar. Visualmente es impresionante, creativo y tiene momentos que logran hacer sonreír al jugador. Sin embargo, se pierde en la repetición y la falta de ritmo. Si eres fanático de los juegos raros de Double Fine, definitivamente vale la pena probarlo, pero prepárate para momentos largos y repetitivos que pueden hacer que pierdas el interés en ciertos puntos.
Pros:
- Gráficos y animaciones impresionantes
- El Keeper y el pájaro (Twig) están bien caracterizados a pesar de la falta de diálogos
- Algunos momentos del juego son realmente divertidos
Contras:
- Los momentos divertidos son breves y se reemplazan rápidamente por otros más aburridos
- Algunas secciones se vuelven repetitivas y otras se sienten largas innecesariamente
- La progresión del juego no es completamente natural
Calificación: 6.5/10
¿Recomiendo Keeper? Sí, por la impresionante arte. El juego es visualmente atractivo y tiene momentos que realmente te hacen sonreír. Sin embargo, los tramos repetitivos pueden restarle valor. Si eres fanático de Double Fine, definitivamente vale la pena probarlo, pero ten en cuenta que puede volverse monótono.