Apple ha presentado una apelación oficial contra la Ley de Mercados Digitales (DMA) de la Unión Europea, alegando que las nuevas obligaciones de interoperabilidad pueden poner en peligro la privacidad de los usuarios.
Según la compañía, permitir que terceros accedan a ciertos datos del sistema abre la puerta a abusos serios.
La empresa se enfrenta a una posible multa de 570 millones de dólares por incumplir la normativa, pero insiste en que empresas como Meta están exigiendo acceso a información demasiado sensible: desde el contenido de las notificaciones hasta el historial completo de redes Wi-Fi, incluyendo datos que Apple asegura ni siquiera recopila.
Apple señala directamente a Meta como la empresa que más datos ha solicitado, y afirma que muchas de esas peticiones no tienen nada que ver con sus servicios principales. Para Apple, esta situación no es solo una cuestión de competencia, sino de defender el control sobre la privacidad de los usuarios frente a regulaciones mal diseñadas.
Pero no todos compran el discurso. Hay quienes creen que Apple está usando la “privacidad” como excusa para no abrir su ecosistema. La DMA fue creada justamente para dar más libertad a los usuarios, permitiéndoles elegir sus apps y servicios sin depender completamente de Apple o su App Store.
Apple también se queja de la falta de diálogo por parte de la UE, aunque muchos recuerdan que Apple tampoco es precisamente un ejemplo de comunicación abierta. Solo suelen reaccionar cuando hay una multa de por medio.
Este conflicto refleja la creciente tensión entre los gigantes tecnológicos y los reguladores europeos. Mientras Apple y Google están bajo el foco, Microsoft avanza sin hacer ruido, consolidando su presencia en inteligencia artificial y la nube a través de Azure.
Gane o no la apelación, el caso de Apple podría cambiar las reglas del juego digital en Europa, y definir hasta qué punto las grandes tecnológicas pueden controlar los datos y las plataformas que usamos todos los días.
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