Apple vuelve a estar en el ojo de la tormenta, esta vez por acusaciones contra Jay Blahnik, vicepresidente de Fitness Technologies. Un reportaje del New York Times recogió testimonios de empleados actuales y antiguos que describen su gestión como un “ambiente laboral tóxico”. Los relatos hablan de abuso verbal, manipulación e intimidaciones.
Según el informe, más del 10% de su equipo, de unas 100 personas, ha pedido bajas médicas o psicológicas prolongadas desde 2022.
Un ex trabajador fue tajante: “Nunca trabajé en un sitio más tóxico”. Otros aseguran que el clima dentro del grupo se vino abajo bajo el mando de Blahnik. No es la primera vez que su nombre aparece vinculado a problemas internos: Apple ya había cerrado un acuerdo en un caso de acoso relacionado con él. Además, una ex empleada, Mandana Mofidi, lo denunció por acoso y represalias; el juicio está previsto para 2027.
A pesar de todo, Apple defendió a su directivo. El portavoz Lance Lin calificó las acusaciones de “imprecisas y tergiversadas”, aunque la compañía no explicó qué puntos eran falsos. Eso alimentó sospechas de que la prioridad sea proteger la reputación de la cúpula antes que atender las quejas de los empleados. Apple también aseguró que una revisión interna “no encontró pruebas de conducta indebida”.
Mientras tanto, Blahnik guarda silencio y sigue liderando el área de Fitness. Su mutismo, junto con la reacción defensiva de la empresa, subraya la brecha entre la imagen impecable que Apple proyecta y las experiencias de quienes trabajan dentro. La historia sigue abierta y la gran pregunta es si la empresa pondrá a sus trabajadores al mismo nivel que a su marca.