Cómo Apple usó el iPhone para grabar su película sobre la Fórmula 1

El filme de Apple sobre la Fórmula 1 utilizó un módulo personalizado basado en componentes de iPhone, mostrando la potencia de los sensores de cámara del iPhone y los chips de la serie A en la cinematografía. El iPhone siempre ha sido considerado el referente en fotografía y videografía móvil, pero Apple dio un paso más allá al desarrollar una tecnología especializada para grabar partes de su película original sobre la Fórmula 1. Esta solución personalizada integró los componentes más recientes del iPhone, incluidos los sensores y los chips de la serie A, así como el formato ProRes para ofrecer una calidad de video excepcional.

La cámara del iPhone, con su estabilización óptica y otras características, fue utilizada para grabar en un entorno de alta velocidad, donde otras cámaras no hubieran tenido el mismo rendimiento.

Los ingenieros de Apple crearon un dispositivo que no parecía un iPhone, pero estaba compuesto por piezas de iPhone. La cámara fue instalada en el automóvil, reemplazando las cámaras originales. Las especificaciones exactas del dispositivo no se han revelado, pero se sospecha que Apple usó el modelo más reciente de iPhone, probablemente el iPhone 16 Pro o Pro Max con el chip A18 Pro. Además de los componentes del iPhone, el dispositivo estaba equipado con una batería de iPhone y un filtro de densidad neutra, que reducía la cantidad de luz que entraba en el objetivo, permitiendo que los editores tuvieran más control sobre la exposición durante la grabación.

Filmar a los autos de Fórmula 1 con un smartphone convencional habría sido imposible debido a las altas velocidades y las vibraciones constantes. Para superar esto, el módulo fue diseñado para resistir golpes, vibraciones y calor extremo, superando las expectativas de la Fórmula 1. El dispositivo funcionaba con iOS, pero la cámara utilizaba un firmware personalizado, lo que permitía grabar con el códec ProRes de Apple, dando a los cineastas mayor libertad para hacer la corrección de color del material.

Otro desafío que Apple tuvo que resolver fue que el módulo no contaba con radios. Por lo tanto, los cineastas tuvieron que usar una aplicación personalizada en un iPad para hacer ajustes en tiempo real. A través de un cable USB-C, el iPad permitía ajustar configuraciones como la velocidad de fotogramas, el ángulo del obturador, la ganancia de exposición, el balance de blancos y mucho más, además de controlar la grabación. Este proyecto demuestra que, con las herramientas adecuadas y la ingeniería adecuada, un iPhone puede convertirse en una poderosa herramienta para cineastas ambiciosos.

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