Aunque el lanzamiento del iPhone 18 está previsto para la segunda mitad de 2026, el proyecto ya está generando una fuerte movilización entre los principales proveedores tecnológicos de Apple. Según el medio surcoreano The Elec, varias compañías líderes en semiconductores y sensores han comenzado a invertir grandes sumas para cumplir con las exigentes especificaciones del nuevo sistema de cámara del dispositivo.
Todo apunta a que Apple planea un salto importante en calidad fotográfica y de video para su próxima generación de teléfonos.
Una de las empresas que más llama la atención es Doosan Tesna, especialista surcoreana en pruebas de semiconductores. La compañía planea invertir unos 123 millones de dólares, lo que equivale al 22% de sus activos totales, en la compra de nuevos sistemas de testeo. Entre sus proveedores figuran nombres de peso: la japonesa ADVANTEST Corporation, líder mundial en equipos automáticos de prueba (ATE); SEMES, filial de Samsung Electronics que fabrica maquinaria para la producción de chips y pantallas; y INTER ACTION, también japonesa, conocida por su desarrollo de sensores ópticos de alta precisión. Todo este equipamiento será destinado a la nueva planta de sensores de imagen de Samsung en Austin, Texas, que producirá componentes clave para la cámara del iPhone 18.
El informe menciona erróneamente que el iPhone 18 saldrá en 2027, aunque las fuentes más confiables aseguran que Apple mantiene su calendario para la segunda mitad de 2026. Este será el primer proyecto en casi una década en el que Apple vuelva a trabajar directamente con Samsung en materia de cámaras, tras años dependiendo de los sensores de Sony. Analistas del sector interpretan este movimiento como una estrategia de diversificación tecnológica y una apuesta por nuevos sensores capaces de ofrecer un rendimiento superior.
El papel de Doosan Tesna es fundamental: la empresa se especializa en detectar chips defectuosos antes del empaquetado, garantizando una producción más precisa y confiable. Además, su experiencia con sensores CMOS (Semiconductor de Óxido Metálico Complementario) – los que transforman la luz en señales eléctricas – la convierte en un socio ideal para este ambicioso proyecto. Todo encaja con los rumores de que el iPhone 18 Pro y el Pro Max incorporarán una apertura variable, tecnología que ajusta automáticamente la cantidad de luz que entra al sensor, ofreciendo un control más profesional sobre la exposición y la profundidad de campo.
Con estos movimientos, Apple demuestra que no se conforma con mejoras incrementales. El iPhone 18 apunta a ser un punto de inflexión en la fotografía móvil, respaldado por inversiones multimillonarias y una red de proveedores que ya está trabajando a toda marcha mucho antes de su lanzamiento oficial.