Apple contra Oppo: la batalla legal más reciente en la industria tecnológica ya está en marcha. Apple presentó una demanda en un tribunal federal de EE.UU. acusando a Oppo de espionaje corporativo.
En el centro de la polémica está Chen Shi, un ex empleado de Apple que, según la compañía, copió documentos confidenciales días antes de renunciar y luego se incorporó a Oppo. Incluso habría transferido esos archivos a un USB justo antes de marcharse.
Oppo respondió con un comunicado oficial negando categóricamente las acusaciones. La empresa asegura que revisó internamente los hechos y no encontró pruebas que relacionen a Shi con el caso. Además, insistió en que respeta los secretos comerciales de otras compañías, incluida Apple, y prometió colaborar con la justicia.
Sin embargo, Apple presentó pruebas que complican la defensa de Shi. Según los documentos, él mintió a sus colegas diciendo que regresaba a China para cuidar de sus padres, cuando en realidad se incorporó a la filial de Oppo en Estados Unidos. Para colmo, Apple mostró mensajes en los que Shi presumía de haber recopilado información interna y prometía compartirla con un vicepresidente de Oppo, que respondió con un breve “ok” acompañado de un emoji. Un detalle pequeño, pero que sugiere conocimiento desde arriba.
Oppo mantiene su postura de inocencia, pero los hechos presentados dan mucho que pensar. Si las acusaciones se confirman, este juicio podría marcar un precedente sobre hasta dónde están dispuestas a llegar las empresas en la feroz competencia por el mercado de smartphones.
La historia Apple-Oppo podría convertirse en un caso de estudio sobre la delgada línea entre innovación y espionaje industrial.