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Por qué el nuevo centro de ASML en Phoenix puede cambiar el futuro de los chips en Estados Unidos

por ytools
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La apuesta de Estados Unidos por recuperar peso en la industria de los chips ya no se queda en discursos ni en anuncios de nuevas fábricas. Ahora empieza la parte difícil: formar a la gente que realmente sabe hacer que esas fábricas funcionen.
Por qué el nuevo centro de ASML en Phoenix puede cambiar el futuro de los chips en Estados Unidos
En ese contexto llega un movimiento clave desde Europa: la neerlandesa ASML, única en el mundo en litografía EUV, ha inaugurado en Phoenix (Arizona) su primer centro de formación en territorio estadounidense.

El cuello de botella no son las fábricas, son las personas

En los últimos años, Estados Unidos ha anunciado megaproyectos de semiconductores prácticamente en todos los puntos del mapa. TSMC, Intel, Samsung y otros gigantes han comprometido inversiones multimillonarias, impulsadas también por incentivos públicos como el CHIPS and Science Act. Sobre el papel, el país se encamina a recuperar capacidad de producción de chips de última generación.

Pero la realidad del día a día ha dejado claro otro problema: faltan ingenieros, técnicos y especialistas capaces de instalar, calibrar y mantener las máquinas de litografía más avanzadas del planeta. Sin ese talento, una fab de miles de millones de dólares puede quedarse reducida a una planta infrautilizada, esperando a que llegue el experto adecuado desde el otro lado del mundo.

Hasta ahora muchas empresas han dependido de equipos procedentes de Taiwán, Corea del Sur o Europa para poner en marcha las líneas de producción o resolver incidencias complejas. Eso añade costes, demora ramp-ups y aumenta la vulnerabilidad frente a problemas logísticos o tensiones geopolíticas. ASML quiere romper ese círculo formando a los perfiles clave directamente en Estados Unidos.

Así es el nuevo centro de ASML en Phoenix

El centro técnico de Phoenix nace con un objetivo ambicioso: capacitar a alrededor de 1.000 ingenieros y técnicos al año en el ecosistema de herramientas DUV y EUV de ASML. No se trata de un simple aula de teoría, sino de un entorno que imita el de una fab real.

El complejo dispone de 14 aulas para formación estructurada y, sobre todo, de una sala limpia donde los alumnos trabajan con equipos auténticos de ASML. Allí practican desde la instalación inicial de una escáner de litografía hasta la alineación de ópticas, el diagnóstico de fallos, la sustitución de módulos delicados y los protocolos de seguridad necesarios en un entorno donde una sola partícula de polvo puede arruinar toda una oblea.

Con este centro en Arizona, buena parte de la formación que antes obligaba a viajar a Países Bajos u otras sedes internacionales se reubica en la misma región donde se concentran muchas de las nuevas fábricas. Eso reduce tiempos, costes y, sobre todo, crea un núcleo de conocimiento local alrededor de los grandes proyectos de TSMC, Intel y compañía.

EUV: más cerca de un caza de combate que de una máquina industrial clásica

Quien piense en una máquina de litografía como en una “impresora cara” se queda muy corto. Directivos de ASML han comparado la complejidad de un sistema EUV con la de un caza de quinta generación como el F-35: cientos de miles de piezas, óptica de precisión extrema, cámaras de vacío, fuentes de luz basadas en plasma y software de control que debe orquestar todo eso sin margen de error.

Si algo se desajusta, la consecuencia no es solo una máquina parada: baja el rendimiento, se desperdician obleas, se rompen calendarios de lanzamiento y, en última instancia, se pierde dinero. Por eso ASML insiste en que sus equipos requieren un nivel de servicio y mantenimiento comparable al de un avión militar moderno. Y por eso mismo el país que quiera tomarse en serio la producción de chips avanzados necesita no solo comprar las máquinas, sino dominar su operación.

Un pilar para la resiliencia de la cadena de suministro estadounidense

El nuevo centro encaja a la perfección con la estrategia de Washington de reducir la dependencia de unos pocos nodos asiáticos. Los problemas de suministro vividos durante la pandemia, y las tensiones geopolíticas posteriores, demostraron que apoyar toda la producción de semiconductores en unas pocas regiones es un riesgo sistémico.

Construir fabs en Estados Unidos es un primer paso. El siguiente, igual de importante, es tener a miles de profesionales que sepan mantener en pie el corazón tecnológico de esas plantas. La formación local en las herramientas de ASML aporta exactamente eso: menos dependencia de vuelos de emergencia, más capacidad de respuesta inmediata y una base de conocimiento que se queda en el país.

De momento, las máquinas más avanzadas de la compañía, los sistemas High-NA EUV de nueva generación, seguirán concentrados en los Países Bajos y en un grupo reducido de clientes pioneros como Intel y algunos fabricantes de memoria y lógica de vanguardia. Esta tecnología aún está en fase de adopción inicial y ASML prefiere acompañarla muy de cerca.

Competidores a la vista, dominio intacto

En paralelo surgen actores que intentan desafiar a ASML con propuestas alternativas, ya sea en nuevas formas de litografía o en empaquetado avanzado. Sin embargo, en el terreno de EUV la empresa neerlandesa sigue sin rival real. Quien aspire a producir chips en los nodos más avanzados necesita sus herramientas.

Desde esa perspectiva, el centro de Phoenix no es solo un gesto hacia el mercado estadounidense, sino también una forma de reforzar el ecosistema alrededor de la propia ASML. Cada ingeniero formado allí es una pieza más de una red global de soporte, capaz de mantener las máquinas funcionando al límite de sus especificaciones.

La inauguración de este centro marca, en cierto modo, el paso de la fase de marketing a la fase de realidad en el renacimiento de los chips en Estados Unidos. Tras los comunicados con cifras millonarias y las infografías de fábricas futuristas, llega el trabajo silencioso: formar personas, crear cultura técnica y construir una base de talento que no desaparece con un cambio de ciclo económico. Y ahí, en esa parte menos vistosa, es donde se decide si la apuesta estadounidense por los semiconductores será pasajera o de largo recorrido.

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