
ASRock X870E Taichi OCF: la OC Formula desembarca en AM5 con USB4, PCIe Gen5 y herramientas serias para exprimir Ryzen
El ecosistema AM5 de AMD ya no es el chico nuevo del barrio. Tras tres años en el mercado, la plataforma que dio la bienvenida a los Ryzen 7000 y 8000 ha madurado con la llegada de los Ryzen 9000 basados en Zen 5. Esa madurez trae una nueva hornada de chipsets: la serie 800. En la cúspide está X870E, y entre las placas que exprimen sus posibilidades destaca la ASRock X870E Taichi OCF
. No es un simple “Taichi con chapa y pintura”: es la primera placa AM5 que luce el emblema OC Formula, una subfamilia con reputación entre overclockers por ofrecer mediciones fiables, switches físicos pensados para escenarios extremos y una experiencia de ajuste que no depende de malabares con software. Con un precio que ronda los 500 dólares, su propuesta es clara: I/O de última generación y un entorno de overclock estable y repetible para quienes quieren llevar al límite su CPU y su memoria sin perder la calma en el día a día.
X870/X870E: el “nuevo estándar” de AM5
La serie X870E no pretende reinventar la rueda, sino consolidar lo que la comunidad pedía en las placas tope de gama X670E. Aquí, USB4 es estándar, con enlaces de 40 Gbps para SSDs externos, docks y monitores 4K/6K. La PCIe Gen5 llega tanto al primer x16 para GPU como, al menos, a una ranura M.2 para NVMe, desplazando la conversación de “¿tiene Gen5?” a “¿cómo repartimos las líneas sin perder nada?”. Del lado de la memoria, hay mejoras tangibles: perfiles EXPO más pulidos, rutinas de entrenamiento menos caprichosas y una BIOS que ya comprende el comportamiento de Precision Boost Overdrive (PBO) y Curve Optimizer (CO) en Zen 5. Con buenos kits Hynix, frecuencias de 7800+ MT/s dejan de ser trofeos de foro para convertirse en objetivos realistas de uso diario. Para presupuestos contenidos, B850 y B840 abren camino, pero si lo tuyo es tener “todo encendido”, X870E es la pista adecuada.
OC Formula en AM5: diseño con intención
La Taichi OCF se siente como herramienta antes que como escaparate. La etapa de alimentación está cubierta por disipadores segmentados con aletas profundas y heatpipes, dimensionados para absorber picos de carga sin ahogarse. A lo largo del borde derecho aparecen pads de lectura serigrafiados para multímetro: medir voltajes “de verdad”, sin confiar a ciegas en la telemetría del sistema. ASRock añade switches de LN2/Cold Bug, un Slow Mode y botones físicos de Power, Reset y el muy apreciado Retry, ese salvavidas cuando una configuración agresiva de DRAM tumba el POST. El primer PCIe x16 está reforzado y estrena una pestaña de liberación rápida para domar GPUs mastodónticas sin destrozarte los dedos. Para almacenamiento, múltiples M.2 con cubiertas sin tornillos y pads térmicos; uno de ellos cuelga de un enlace PCIe Gen5 x4. El panel trasero integra dos USB4 Type-C, una buena ración de USB 20 y 10 Gbps, 2.5 GbE, Wi-Fi con Bluetooth y I/O shield preinstalado. Completa el paquete un display POST de 7 segmentos y Dual BIOS para saltar entre “perfil dorado” y banco de pruebas sin miedo.
Unboxing con cariño por los detalles
Dentro de la caja, además de antena, cables SATA y tornillos/pads extra para M.2, hay un soporte sencillo para GPUs y un quick start que no es de relleno: señala primero los elementos de OC, explica para qué sirve cada switch y cómo usar Retry sin entrar en pánico. Un anexo sobre USB4 resume cables recomendados, combinaciones con docks y pantallas, y cómo evitar cuellos de botella invisibles. No es glamuroso, pero ahorra tiempo.
Banco de pruebas y metodología
Montamos un escenario que refleja a un usuario exigente de AM5: Ryzen 9 9950X, AIO de 360 mm, 32 GB (2×16) DDR5 dual rank en un kit EXPO de 8000 MT/s, un NVMe Gen5 de 2 TB para el sistema, un NVMe Gen4 secundario, una GPU tope de gama y fuente de 1000 W de calidad. Dividimos el análisis en tres vías: (1) rendimiento “stock” con EXPO activo y el resto en automático; (2) PBO con límites sensatos y CO per-core negativo donde la estabilidad lo permitió; (3) overclock de memoria orientado a uso diario, priorizando tiempos de entrenamiento, sleep/resume fiable y consistencia en compilaciones masivas, renders y transcodes. En juegos, 1080p/1440p para sacar a relucir latencias y scheduling; en creación, Blender, pipelines de build y transcodificación típica.
Rendimiento de serie: rápido y, sobre todo, consistente
Con todo en auto, la Taichi OCF rinde como una placa de gama alta debe rendir: el 9950X alcanza sus techos de boost sin que la placa meta el pie en el freno con límites de potencia conservadores. En cargas sostenidas no vimos “dientes de sierra” inexplicables, el hot-plug de USB4 funcionó como debe y reanudar desde suspensión no desmontó volúmenes externos. Un punto fino que nos gustó: activar bifurcación PCIe para configuraciones especiales no descompensó el entrenamiento de memoria, un problema que hemos visto en otros diseños. Con varios M.2 ocupados, no hubo mutaciones silenciosas en el reparto de líneas ni dispositivos fantasmas.
PBO + Curve Optimizer: el turbo fácil del día a día
Dedicar una hora a ajustar PBO con cabeza y explorar CO por núcleo compensa. La robustez del VRM permite a la CPU sostener frecuencias algo más altas en renders y codificaciones largas; al mismo tiempo, ligeros offsets negativos en los mejores núcleos empujan con alegría las tareas de pocos hilos. No hablamos de locuras: con un scalar moderado y límites térmicos razonables, obtuvimos un sistema más ágil al mismo ruido, o el mismo rendimiento con menos ventilador. Ese equilibrio – pequeñas ganancias bien repartidas – es el que marca la diferencia cuando cierras el benchmark y te quedas trabajando.
Memoria: más que una cifra bonita en la captura
Aquí la OC Formula luce. Con kit Hynix, 8000 MT/s vía EXPO entrenó sin drama, pero para diario el “punto dulce” estuvo entre 7600–7800 MT/s con secundarios y terciarios atados. La BIOS da acceso a palancas que importan: Gear Down Mode, terminaciones, voltajes de SoC/IMC, Memory Context Restore… y, sobre todo, una senda de recuperación cuando te pasas. Cambiar 100 o 200 MT/s por reproducibilidad real – cold boot predecible, suspensión que no degrada la latencia, cero casi-estables en builds gigantes – es un trato justo. Cuando tiramos demasiado de las riendas, un toque en Retry nos devolvió a la BIOS sin resortear todo.
Juegos y creación: la suma de pequeñas ventajas
En 1440p y 4K, donde manda la GPU, la Taichi OCF iguala a otras X870E/X670E de nivel. La diferencia aparece en los bordes: instalar un juego mientras se compila, reconstruir caches de shaders o emitir en directo con codificación simultánea. Con PBO/CO bien puestos y DRAM rápida a baja latencia, las colas de los frametimes se limpian y la sesión se siente más “redonda”. En creación, Blender mantiene el boost un poco más, los builds con miles de archivos pequeños agradecen la latencia ajustada, y los transcodes largos muestran menos serrucho de frecuencia. Nada de fuegos artificiales en una sola barra, pero sí una experiencia más sólida.
Térmicas, ruido y consumo
Los disipadores de VRM no están para decorar: bajo AVX continuado se mantuvieron en zona verde, lo que permite programar curvas de ventilador más relajadas sin arriesgar estabilidad. En cajas compactas, ese margen se traduce en menos ruido y menos sensibilidad a la temperatura ambiente. En nuestra unidad, el coil whine fue irrelevante incluso con una GPU tragona en el x16 superior. El suministro eléctrico se mostró limpio y sin ajustes reactivos “raros”.
I/O y expansión: listo para hoy y mañana
Contar con USB4 nativo cambia flujos de trabajo: un SSD externo se acerca a la experiencia de uno interno y un solo cable a una dock decente integra red, displays y almacenamiento sin atascarse. El M.2 Gen5 x4 tiene sentido en flujos pesados de escritura (edición 4K/8K, bibliotecas de assets, ciencia de datos). Si tu uso es más común, Gen4 sigue siendo excelente, pero es buena idea tener la vía rápida preparada. La red 2.5 GbE cumple, el módulo Wi-Fi/Bluetooth es actual, y el esquema de ranuras deja aire a los disipadores de M.2 aunque montes una GPU monstruosa.
BIOS y software: madurez sin ataduras
La BIOS de ASRock en AM5 ha crecido. La X870E Taichi OCF ofrece presets sensatos (parejas EXPO + SoC que no rompen nada, bases seguras de PBO) y al mismo tiempo profundidad para quien quiere ajustar cada tornillo. Guardar y exportar perfiles es simple, y el Dual BIOS te permite mantener una configuración “refugio” mientras juegas en la otra. Las utilidades en Windows son opcionales: nada crítico se esconde fuera del firmware, algo que los puristas agradecerán.
Para los escépticos: “CPU killer”, precio y ruido de marketing
Cada vez que aparece una placa halo, se repite el repertorio en los comentarios: “basura”, “carísima”, “mata CPUs”, “review vendida”. La OC Formula no está diseñada para ganar una hoja de cálculo de “precio por puerto”, sino para ofrecer herramientas que ahorran tiempo y canas: sensores fiables, entrenamiento estable, interruptores de rescate y térmicas con margen cuando juntas PBO y OC de DRAM. Sobre el mito del “CPU killer”: no vimos corrientes ni temperaturas fuera de lo normal, y las protecciones de AMD siguen ahí. ¿Es cara? Sí. Si buscas una base AM5 barata y de “instalar y olvidar”, un buen B850 te hará feliz. Si ya perdiste una tarde atrapado en un POST caprichoso por memoria, entenderás por qué el kit de la OCF se paga solo.
Longevidad de plataforma y compatibilidad de disipadores
AMD ha prometido soporte para AM5 “hasta 2027+”, y eso pesa. Comprar X870E hoy te alinea con el estándar que se impondrá: USB4 por defecto, rutas Gen5 sensatas, EXPO refinado y un ecosistema que seguirá respirando con futuras CPUs. En refrigeración, buenas noticias: el sistema de anclaje mantiene compatibilidad con AM4 y el IHS cuadrado de 45×45 mm con bordes sellados facilita aplicar y limpiar pasta térmica. Si ya tienes un buen disipador por aire o una AIO, probablemente podrás reutilizarlo.
¿Para quién es la X870E Taichi OCF?
- Entusiastas y overclockers que valoran pads de lectura, switches físicos, Dual BIOS, botón de Retry y un entrenamiento de DRAM predecible.
- Creadores que exprimen USB4 y NVMe Gen5 de verdad: scratch externo rápido, proyectos voluminosos, docks bien dimensionadas.
- Jugadores de gama alta que combinan una GPU tope con Zen 5 y planean mantener la plataforma varios ciclos.
Si tu prioridad es gastar poco y montar un único NVMe, un B850 competente resuelve. Si tu prioridad es ahorrar tiempo y paciencia, el arsenal OC Formula demuestra su valor el primer día que algo no arranca… y lo solucionas con un clic.
Pros, contras y veredicto
- Pros: VRM robusto y frío; USB4 y PCIe Gen5 donde importa; herramientas de OC completas (Retry, LN2/Slow, pads, Dual BIOS); entrenamiento de memoria maduro; BIOS ordenada con presets y profundidad.
- Contras: precio premium; excesiva para “conectar y olvidar”; el beneficio práctico de NVMe Gen5 depende de tu flujo de trabajo.
Veredicto: la ASRock X870E Taichi OCF traslada con solvencia la filosofía OC Formula al ecosistema AM5 sin sacrificar fiabilidad diaria. No es el camino más barato hacia un Ryzen 9000, pero sí uno de los menos estresantes si te gusta afinar y aun así quieres que el PC despierte y arranque a la primera.
Nota editorial: usamos BIOS públicas y una metodología repetible que prioriza estabilidad sobre capturas llamativas. Todas las configuraciones descritas pueden reproducirse sin trucos ni perfiles “mágicos”.