Apple acaba de presentar su nueva generación de iPhones y el modelo que más comentarios ha generado es el iPhone Air, sucesor del iPhone 16 Plus. Este dispositivo viene con el chip Apple A19 Pro, aunque conviene aclarar algo: no es exactamente el mismo chip que se encuentra en los iPhone 17 Pro y Pro Max.
En el Air, la GPU tiene 5 núcleos en lugar de 6, lo que sitúa su rendimiento más cerca del iPhone 17 estándar que de los modelos de gama alta.
En los primeros benchmarks, el Air mostró cifras llamativas. En Geekbench 6 alcanzó 9497 puntos en multi-core y 3775 en single-core. Frente al iPhone 16 Pro con A18 Pro, eso significa un salto de aprox. 15% en tareas de varios núcleos, mientras que la mejora en un solo núcleo es más discreta. Comparado con la competencia, el Air queda al nivel del Galaxy S25 Edge, pero el Galaxy S25 Ultra con Snapdragon 8 Elite todavía se impone en multi-core. Aun así, Apple mantiene una ventaja de alrededor del 20% en single-core, reafirmando su apuesta por la eficiencia por núcleo y la fluidez del sistema.
En el apartado gráfico, la cosa cambia. Con la GPU recortada, el Air no logra el mismo brillo que los Pro. En 3DMark Wild Life Extreme consiguió 4211 puntos, por debajo incluso del iPhone 16 Plus. Sin embargo, en Solar Bay sorprendió con 8155 puntos, superando al Pro del año pasado. Esta dualidad refleja bien la estrategia de Apple: centrarse en workloads modernos y eficiencia, más que en potencia bruta tradicional.
En AnTuTu 10, el Air logró 2.095.675 puntos, confirmando una evolución frente a la serie anterior. Y no es solo cuestión de velocidad: el A19 Pro integra Neural Accelerators en cada núcleo de la GPU, lo que mejora notablemente las tareas de inteligencia artificial. Eso se traduce en menos dependencia de la nube para Siri, reconocimiento de imágenes y funciones generativas. En el día a día, el teléfono debería sentirse más ágil y con respuestas más rápidas.
El diseño del Air, sin embargo, genera dudas. Su cuerpo más delgado podría limitar el rendimiento sostenido bajo carga pesada. Modelos previos de iPhone ya demostraron throttling en sesiones largas de grabación 4K o gaming. Queda por ver si el Air repite esa historia, y también habrá que comprobar su autonomía y durabilidad.
Otro punto polémico es el marketing. Apple etiqueta el chip como “Pro”, aunque en el Air no ofrece el mismo nivel que en los 17 Pro. No es la primera vez que la marca hace estas jugadas de segmentación con pequeños ajustes de GPU o memoria, pero usar el mismo nombre puede confundir al comprador. Por eso, revisar las especificaciones antes de comprar es más importante que nunca.
En la competencia, la foto es clara: Apple domina en single-core, pero Qualcomm lidera en multi-core. Eso sí, el Snapdragon 8 Elite ya tiene casi un año y pronto llegará el Snapdragon 8 Elite Gen 5, que según filtraciones superará los 12.000 puntos en Geekbench multi-core. Si se confirma, la ventaja de Apple podría diluirse rápido, a menos que el futuro A20 vuelva a dar un salto arquitectónico grande.
Con todo, el Air se perfila como una opción interesante para quienes quieren potencia de CPU tipo Pro en un dispositivo más ligero y accesible. No será la herramienta ideal para gamers hardcore, pero sí un punto intermedio atractivo entre el iPhone 17 básico y los costosos modelos Pro.
En resumen: el iPhone Air con A19 Pro es un compromiso. Gana en CPU, flojea en GPU, mejora en IA, pero no termina de justificar del todo la etiqueta “Pro”. El verdadero veredicto llegará cuando aparezcan los nuevos Snapdragon y podamos comparar en el mundo real.