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El BIOS de 800 W de la ASUS ROG Matrix RTX 5090 llega a otras tarjetas: ¿ganancia real o receta para quemar cables?

por ytools
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Cuando pensábamos que la RTX 4090 ya era el techo de la locura en consumo de energía, llega la ASUS ROG Matrix GeForce RTX 5090 y sube el listón otra vez. Esta tarjeta no es solo un tope de gama más: monta cuatro ventiladores, una PCB totalmente reforzada, refrigeración de lujo y, como guinda, un BIOS XOC con un límite de potencia de 800 W.
El BIOS de 800 W de la ASUS ROG Matrix RTX 5090 llega a otras tarjetas: ¿ganancia real o receta para quemar cables?
Lo que en teoría estaba pensado solo para la carísima Matrix, la comunidad ya lo ha convertido en juguete universal: ese mismo BIOS de 800 W está siendo flasheado en RTX 5090 de Gigabyte, MSI, Palit y PNY, con relojes más altos y también con riesgos muy reales.

La ROG Matrix RTX 5090 nació como tarjeta escaparate, más destinada a récords de overclock que a un “PC gamer normal”. ASUS le montó una VRM sobredimensionada, una PCB de muchas capas con sensores extra y líneas de medición dedicadas, tres canales independientes de ventiladores y un sistema de refrigeración híbrido pensado para cargas extremas. El BIOS XOC libera hasta 800 W de límite de potencia y permite que la GPU se dispare unos 300 MHz por encima de los boosts estándar. Todo esto llega con un precio cercano a los 4.000 dólares, así que no es precisamente la opción que ves todos los días en una tienda cualquiera.

El giro de guion llega cuando los usuarios de Overclock.net descubren que el archivo de BIOS de la Matrix no se preocupa demasiado por comprobar en qué modelo exacto está instalado. Varios entusiastas empezaron a experimentar y comprobaron que muchas RTX 5090 personalizadas comparten suficiente diseño eléctrico como para arrancar sin problema con el BIOS de ASUS. Ya hay casos confirmados en una Gigabyte Aorus GeForce RTX 5090 Xtreme Waterforce WB, en la Gigabyte RTX 5090 Master, en diferentes modelos personalizados de Palit, en la MSI RTX 5090 Ventus e incluso en la PNY RTX 5090 ARGB. En todos ellos, el patrón se repite: más margen de potencia, más voltaje disponible y, como resultado, boosts sostenidos claramente más altos.

Uno de los ejemplos más comentados es el de un usuario con una Aorus Xtreme Waterforce. Con el BIOS de fábrica, alrededor de 600 W, ya ejecutaba Cyberpunk 2077 a 4K con todo en ultra, trazado de rayos al máximo, escalado de resolución y generación de frames, usando un overclock agresivo tanto en núcleo como en memoria. Tras flashear el BIOS de 800 W de la Matrix y retocar la curva de frecuencias, vio cómo los relojes estables subían entre 100 y 200 MHz adicionales, con un consumo que se disparaba en la misma dirección. No es una transformación mágica de doblar los FPS, pero en rankings de benchmarks esa pequeña diferencia puede separar el podio del montón.

Lo que no todo el mundo cuenta es que la jugada no funciona igual en todas las tarjetas. Hay una lista creciente de modelos que simplemente se niegan a convivir con el BIOS de la Matrix: bucles de arranque, ventiladores clavados al 100 %, perfiles térmicos rotos o directamente pantalla negra. Curiosamente, entre los casos problemáticos se encuentran varias ASUS de gama alta como las Astral Air y Astral LC, modelos TUF y algunas versiones líquidas de otros fabricantes. Eso ha alimentado la teoría de que ASUS “bloquea” sus propias tarjetas para proteger la exclusividad de la Matrix, pero la explicación técnica es bastante menos conspiranoica.

La clave está en algo tan poco glamuroso como los conectores de ventiladores. La PCB de la Matrix está diseñada con tres canales independientes de ventilación, y el BIOS da por hecho que esos tres canales existen y responden. Muchas RTX 5090 de otros ensambladores también montan tres headers físicos de ventilador, lo que facilita muchísimo la compatibilidad: cada canal que el BIOS intenta controlar encuentra su ventilador y todo funciona. En cambio, modelos con solo dos conectores, o con varios ventiladores colgados del mismo header mediante divisores, empiezan a comportarse de forma errática cuando el BIOS intenta “hablar” con un tercer canal que el hardware no tiene.

En la familia Astral se ve muy claro. ASUS modificó el diseño a partir de las Astral White separando ventilador central y trasero en cabezales distintos, con la idea de suavizar las curvas de RPM y reducir quejas por ruido y rampas agresivas. Para el BIOS nativo de Astral eso es ideal, porque permite un control más fino y silencioso. Pero el BIOS de la Matrix juega otro partido: su lógica de control espera tres canales diferenciados. Cuando intenta gestionar tres grupos de ventiladores en una placa que solo le responde con dos, la lógica se rompe y aparecen bloqueos, fallos de arranque y ventiladores descontrolados.

El caso contrario también da problemas. Si cargas un BIOS que solo expone dos canales de ventilador sobre una tarjeta con tres headers físicos, es muy posible que uno de los ventiladores quede “huérfano”. Muchos usuarios cuentan que al probar BIOS de Astral en ciertas Gigabyte la tarjeta enciende y rinde bien, pero uno de los ventiladores gira a una velocidad rara o ignora por completo la temperatura. Todo esto refuerza la idea de que no se trata de una guerra comercial, sino de un firmware extremadamente ajustado al cableado concreto de cada PCB.

Más allá de la compatibilidad, está el tema que todos temen: la alimentación. Una RTX 5090 cerca de los 800 W deja de ser “solo una gráfica potente” y empieza a parecerse a un calefactor eléctrico dentro de la torre. El famoso conector de 16 pines ya había quedado marcado por los casos de derretimiento en RTX 4090, casi siempre relacionados con cables doblados al límite, conectores mal insertados o cajas calientes y llenas de polvo. Ahora algunos usuarios deciden por iniciativa propia aumentar aún más la carga que pasa por ese mismo conector.

No sorprende que los comentarios se llenen de memes sobre incendios domésticos, fotos de conectores chamuscados y chistes sobre “boost masivo al quemado de cables”. Hay quien bromea con que los gobiernos deberían cobrar una tasa especial a quien enchufe una 5090 con BIOS de 800 W junto a un Core i9 13900K o 14900K, y que las aseguradoras tendrían que ofrecer pólizas premium para pisos pequeños con PC de casi 1 kW solo en la GPU. Debajo del humor hay un punto serio: estamos estirando el estándar actual de alimentación más allá de lo que se diseñó para aguantar con margen.

La situación se vuelve aún más delicada cuando hablamos de modelos por aire. En tarjetas con bloque de agua, loop personalizado y radiadores grandes, se puede jugar con 700 o 800 W siempre y cuando se tenga mucha experiencia y monitorización constante. Un triple ventilador metido en una caja atiborrada, en pleno verano, con 800 W de calor tratando de salir, es otra historia. Ahí aparecen hotspots extremos, ruido al límite y el riesgo real de dañar el conector, la PCB o la propia GPU.

Todo esto deja otra consecuencia menos evidente: el mercado de segunda mano. La RTX 4090 ya arrastra la fama de ser una compra “de riesgo” usada, porque nunca sabes si ese conector ha estado una vez o veinte al borde del desastre. Con la RTX 5090 y la moda del BIOS de 800 W, la desconfianza va a subir todavía más. ¿Quién garantiza que esa unidad “como nueva” no se ha pasado meses en un banco de pruebas a 800 W solo para alimentar un canal de YouTube de overclock?

Parte del problema es que flashear el BIOS parece demasiado fácil. El guion típico es casi de receta de cocina: inicias Windows, descargas el archivo de BIOS, lo renombras a algo corto como m.rom, abres el símbolo del sistema como administrador, entras en la carpeta de nvflash y ejecutas un comando tipo nvflash64 m.rom -6. Aceptas las advertencias, esperas a que la barra llegue al 100 %, reinicias y cruzas los dedos para que vuelva la imagen. En muchos casos, el propio driver de NVIDIA detecta la tarjeta flasheada sin requerir reinstalación.

Lo que se le olvida a más de uno es que, en el momento en que escribes un BIOS ajeno en la tarjeta, la garantía se queda en papel mojado. Ningún ensamblador va a recibir con una sonrisa una GPU con conector derretido, fases fritas o pistas quemadas si, al analizarla, descubre que nunca debió llevar ese firmware. No es casualidad que muchos técnicos y talleres especializados en reparación de gráficas ya estén celebrando esta moda: para ellos, la Matrix de 800 W es casi una campaña de marketing gratuita.

Para el pequeño grupo de overclockers extremos, los que ya juegan con nitrógeno líquido, aislamiento con goma y récords mundiales en 3DMark, ese riesgo forma parte del hobby. El BIOS de la Matrix es una herramienta más para arañar los últimos MHz a un chip top. Pero para el jugador medio, que solo quiere poner todo en ultra y jugar tranquilo, la ecuación es mucho menos atractiva: las GPUs de gama alta ya salen de fábrica muy cerca de su punto dulce, y 100 o 200 MHz extra rara vez se traducen en una experiencia de juego radicalmente mejor.

Como siempre, la guerra de bandos tampoco falta. En los hilos no paran de aparecer bromas sobre “nvidiotas” que empujan 800 W por un solo conector y luego culpan al cable cuando se derrite, mientras los fans de AMD aprovechan cada incidente como munición. Otros ironizan con que, al ritmo que vamos, la propia inteligencia artificial va a acabar odiando a NVIDIA de tanto analizar fotos de conectores quemados para entrenar modelos.

Al margen de las burlas, el caso del BIOS de 800 W de la ROG Matrix RTX 5090 deja una conclusión clara: los estándares actuales de conectores y cableado están al límite. Cualquier salto extra en potencia ya no es solo una curiosidad técnica, sino una cuestión de seguridad y fiabilidad. Hasta que veamos conectores, fuentes y placas base pensados de verdad para cargas continuas cercanas al kilovatio, este tipo de mods seguirá siendo un terreno para pocos expertos y una trampa para quien se deje llevar por la moda sin entender lo que está tocando.

Mientras tanto, el BIOS de la Matrix probablemente se consolidará como una leyenda en los foros de overclock: mitad gloria, mitad locura, con récords espectaculares de un lado y conectores chamuscados del otro. Si decides entrar en ese juego, hazlo sabiendo que el riesgo es tuyo y solo tuyo. Un puñado de FPS extra puede ser divertido, pero ver cómo tu gráfica de varios miles de euros termina como pisapapeles derretido es un precio muy alto por un poco de ego en la tabla de clasificación.

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