Cuando pensábamos que una gráfica de 600 W era el techo absoluto de la locura en PC gaming, la comunidad entusiasta se ha superado. Ha salido a la luz un BIOS XOC de 2002 W para la ASUS GeForce Astral RTX 5090 D, y algunos valientes ya lo están flasheando en RTX 5090 de otras marcas. 
La Astral era una edición de escaparate para el mercado chino, pensada para récords y demostraciones, ya descatalogada. Pero su BIOS extremo ha terminado filtrado en foros de overclock, y ahora sirve como gasolina pura para quienes viven obsesionados con escalar posiciones en los rankings.
Ver 2002 W escrito en un BIOS parece casi un meme, pero la idea no es que la tarjeta consuma literalmente dos kilovatios por sí sola. Lo que hace este XOC-BIOS es levantar los límites de potencia hasta un punto en el que la GPU deja de estar condicionada por el firmware y pasa a depender casi por completo del silicio, de la calidad del montaje eléctrico y del sistema de refrigeración. En pruebas sintéticas muy agresivas ya se ha visto cómo algunas RTX 5090 se acercan a la franja de 900–1000 W, lo bastante como para que el equipo entero se convierta en un calefactor de lujo con RGB.
Conviene recordar de dónde viene todo esto. El BIOS XOC de 2002 W se creó para un escenario muy concreto: bancada abierta, fuentes de laboratorio, sensores por todos lados y, en muchos casos, nitrógeno líquido o al menos refrigeración extrema. Es un entorno de competición, de capturas de pantalla y trofeos digitales, no el típico PC cerrado debajo del escritorio compartiendo enchufe con la regleta del salón. No es casualidad que este tipo de firmwares normalmente circule solo entre fabricantes y un círculo muy pequeño de overclockers que se conocen de sobra y aceptan el riesgo de matar hardware carísimo en cuestión de segundos.
En esta ocasión, sin embargo, el archivo acabó publicado en un hilo del foro Overclock, y el resto es historia. Propietarios de RTX 5090 de GIGABYTE y otras marcas empezaron a probarlo por curiosidad, y no tardaron en llegar los vídeos. Uno de los ejemplos más comentados fue el de JayzTwoCents, que flasheó el BIOS XOC en una GIGABYTE AORUS Master RTX 5090. En carga pesada, la tarjeta rozó los 900 W de consumo total, frente al límite ya descomunal de 600 W de serie. ¿La recompensa? Aproximadamente un 10% más de rendimiento, lo suficiente para marcar diferencias claras en benchmarks, pero difícil de notar en un juego que ya va sobrado de FPS.
Para quien vive pegado a 3DMark y HWBot, sin embargo, esos porcentajes son oro. Un usuario que montó el BIOS filtrado en su RTX 5090 de GIGABYTE reportó unos 18.173 puntos en 3DMark Steel Nomad DX12, lo que lo coloca entre los mejores resultados del mundo. Jayz firmó alrededor de 18.186 puntos y se mueve en torno al top 20 global. A ese nivel, la gente pelea por décimas, y si la diferencia entre estar en la segunda página del ranking o en la primera son unos cientos de vatios extra y un cable a punto de arder, siempre habrá quien esté dispuesto a tirar la moneda al aire.
El resto de mortales lo ve con otros ojos. Incluso con el límite estándar de 600 W, la RTX 5090 ya ha aparecido en historias de conectores 12VHPWR recalentados o directamente derretidos por cables mal encajados, dobleces demasiado agresivas o fuentes que no están a la altura. Esa es la situación de partida. Ahora imaginemos el mismo conector, los mismos pines y el mismo plástico, pero con 300 o 400 W más circulando. No sorprende que en los comentarios abunden GIFs de explosiones, chistes de “Kaboom” y bromas sobre una hipotética “Blackflop 2500W” que vendría con extintor incluido.
Aunque no lleguemos a un incendio literal, la lista de peajes es larga. Los VRM de la gráfica y de la fuente trabajan mucho más cerca del límite, el calor se acumula en todo el chasis, los ventiladores y bombas suben de vueltas y el equipo pasa de ser un PC silencioso a sonar como un secador escondido bajo la mesa. La factura de la luz no se queda al margen, y todo esto a cambio de 10–20 FPS adicionales en títulos que ya suelen moverse por encima de 120 o 144 Hz en configuraciones altas. Para la mayoría de jugadores, que prioriza estabilidad, ruido contenido y longevidad del sistema, la matemática no sale.
Lo curioso es que existen alternativas mucho más sensatas para exprimir una RTX 5090. Algunos modelos de gama altísima ofrecen BIOS con límites en torno a los 800 W, como ciertos perfiles tipo Matrix de ASUS, pensados para montajes con líquida custom y radiadores enormes, pero sin cruzar la frontera psicológica del kilovatio. En el otro extremo, cada vez más usuarios descubren las ventajas del undervolt: reducir voltaje y consumo manteniendo prácticamente el mismo rendimiento. En el día a día, esa combinación de eficiencia y silencio suele aportar más calidad de vida que un puñado de puntos extra en un benchmark sintético.
Por eso los overclockers veteranos repiten siempre el mismo mantra: un BIOS XOC es una herramienta, no un juguete. Está diseñado para gente que entiende las señales de aviso, que se siente cómoda mirando gráficas de consumo y temperatura, y que asume que una tarjeta de cuatro cifras puede morir de forma espectacular durante una sesión de pruebas. Para la mayoría de aficionados, incluso con loops personalizados, depósitos brillando y vidrio templado por todas partes, el “beneficio” real de un BIOS de 2002 W se reduce a una captura de pantalla con un número bonito y a un riesgo muy tangible de terminar oliendo a plástico quemado.
En resumen: sí, el BIOS XOC de 2002 W para la ASUS RTX 5090 existe, funciona y ya está ayudando a unos pocos locos a escalar posiciones en Steel Nomad. Pero para el resto debería servir más como cuento de advertencia que como guía de instalación. Si una GPU de 600 W ya te parece excesiva, un BIOS que te abre la puerta a rozar el kilovatio es la prueba de que la carrera por los vatios tiene un punto en el que deja de ser progreso y se convierte en pirotecnia alrededor del PC del salón.