Bank of America (BofA) ve con buenos ojos la nueva estrategia de Intel: asegurar pedidos firmes de clientes antes de invertir grandes sumas en nuevas fábricas o equipos. Este enfoque, basado en “generar demanda antes del gasto de CapEx”, podría reducir notablemente la intensidad de capital y acercar a Intel a un modelo fabless o semi-fabless, con menos riesgos y mejor manejo de la liquidez.
Bajo el liderazgo de su nuevo CEO, Lip-Bu Tan, Intel busca ser más ágil y lanzar el nodo 14A solo cuando haya contratos confirmados.
Al mismo tiempo, la compañía está renovando la plataforma x86 con los procesadores Panther Lake y Nova Lake, además de las GPU Granite Rapids, que contarán con soporte para Simultaneous Multi-Threading (SMT) para optimizar cargas de trabajo de IA.
Para reducir gastos, Intel recortará el 15% de su plantilla -unos 14.925 empleos- además de los 30.000 despidos de los últimos dos años. También cerrará plantas en Alemania y Polonia. Con 21.000 millones de dólares en efectivo (al 28 de junio de 2025), la empresa podrá cubrir vencimientos de deuda sin recurrir a nuevos préstamos. Según BofA, Intel usará esta liquidez, pagarés comerciales y posibles ventas de activos (Mobileye, Altera o parte de la división Network and Edge) para cumplir compromisos en 2025 y 2026.
Los retos siguen siendo grandes: frenar la pérdida de cuota de mercado, desarrollar productos competitivos para IA y resolver la incertidumbre en torno al nodo 18A. Sin embargo, Tan recibió un apoyo inesperado tras reunirse con Donald Trump, quien pasó de criticarlo duramente a elogiar su “historia de éxito increíble”. Si esta estrategia da resultado, Intel podría redefinir su papel en la industria de semiconductores.