Borderlands 4 apenas salió al mercado y ya tiene a la comunidad revolucionada con un truco tan absurdo como divertido: el famoso “cricket jumping”. El streamer Bahroo fue quien lo mostró primero y desde entonces se ha convertido en tema caliente en foros y redes sociales.
La mecánica es sencilla en teoría, pero requiere pasos muy concretos: hay que subirse al taladro Ripper Drill en The Prospects, colocarse de espaldas en la dirección deseada, minimizar el juego y disparar. Resultado: tu personaje sale volando por los aires, y si aprovechas la habilidad de planear, puedes saltarte trozos enteros del mapa en cuestión de segundos.
Para los speedrunners, es oro puro. Recortar minutos enteros del recorrido es justo lo que buscan, y en un juego tan caótico como Borderlands 4 el glitch parece encajar de maravilla. Sin embargo, no todos creen que dure mucho. El director creativo Graeme Timmins ya advirtió en redes sociales que “lo tiene bajo observación”. Aclaró que no quiere arruinar la diversión, pero si el truco empieza a provocar problemas técnicos o de estabilidad, Gearbox no tendrá otra opción que corregirlo. Por ahora, eso sí, seguirá en el juego.
La polémica refleja un dilema clásico: ¿hasta qué punto los estudios deben dejar que los jugadores se diviertan con exploits y hasta qué punto tienen que mantener un entorno estable y justo? El cricket jumping no es un bug accidental como un crash o un save corrupto. Es un conjunto de acciones que el jugador debe decidir hacer, y por eso muchos opinan que debería quedarse como parte del “folclore” de la saga.
Pero los problemas de Borderlands 4 no terminan ahí. Los jugadores de consola están molestos por los parches tardíos, mientras que la versión de PC ya recibió dos actualizaciones. Timmins explicó que el proceso de certificación en PlayStation y Xbox es mucho más lento, porque las compañías deben revisar cada parche antes de aprobarlo. Aun así, la paciencia se agota: según Digital Foundry, la tasa de frames empieza a caer después de 30 a 60 minutos de juego incluso en PS5 Pro y Xbox Series X. Las caídas son tan regulares que interrumpen la experiencia de manera intrusiva.
Randy Pitchford, jefe de Gearbox, reconoció el fallo y sugirió como “solución temporal” reiniciar el juego. Sí, funciona, pero suena a remedio sacado de otra época. Tom Morgan de Digital Foundry lo dijo claro: “tener que reiniciar el juego cada hora no debería ser la norma en un título AAA de 2025”.
En PC la situación no es mucho mejor. Aunque las actualizaciones han llegado más rápido, las reseñas en Steam siguen en “mixtas”. La mayoría de las críticas apuntan a stuttering, problemas de rendimiento y una optimización floja. Digital Foundry recomendó evitar la configuración gráfica “Badass”, ya que el motor Unreal Engine 5 está empujando al límite incluso a equipos de gama alta. Gearbox insiste en que la optimización es prioridad y publicó una guía de ajustes con Nvidia, aunque los resultados dependen mucho del usuario.
Además, la compañía recordó que tras cambiar la configuración gráfica los shaders deben recompilarse, lo que puede tardar entre 10 y 15 minutos en estabilizarse. Para algunos suena a excusa, para otros al menos es una explicación técnica honesta.
En resumen, Borderlands 4 se debate entre la euforia y la frustración. El cricket jumping trae risas y creatividad, pero las caídas de rendimiento y los retrasos en consolas generan malestar. Si Gearbox decidirá parchear el glitch o dejarlo como parte de la experiencia aún no está claro. Lo seguro es que los speedrunners lo exprimirán al máximo, los jugadores casuales se seguirán riendo y los de consola seguirán pendientes del próximo reinicio.
Aunque lo eliminen en el futuro, el cricket jumping ya se ganó un lugar en la historia de Borderlands: un bug que representa lo mejor y lo peor de una saga que siempre ha abrazado el caos.