El CEO de Rocket Lab, Peter Beck, no se anduvo con rodeos y calificó como “tonterías” el criterio de éxito que SpaceX fijó para el primer vuelo de Starship.
Durante la presentación de resultados del segundo trimestre, afirmó que para el estreno de su cohete Neutron, la meta será mucho más alta que simplemente “salir de la plataforma”.
En abril de 2023, SpaceX lanzó por primera vez el Starship integrado -el cohete más grande jamás construido, con 33 motores-. Antes del vuelo, el equipo de Elon Musk declaró abiertamente que el objetivo principal era solo alejarse de la rampa. Una previsión prudente: cuatro minutos después del despegue, el fallo en la separación de la segunda etapa del propulsor Super Heavy activó el sistema de autodestrucción.
Mientras el Falcon 9 sigue siendo el referente de los lanzadores reutilizables, Neutron es la apuesta de Rocket Lab para competir en el segmento de cohetes de carga media. Con 6.600 kN de empuje (frente a los 7.600 kN del Falcon 9), también será reutilizable. Los primeros aterrizajes se harán en el mar, con planes futuros de retorno propulsivo a tierra. El lanzamiento está previsto para la segunda mitad del año, y la infraestructura para una producción a gran escala ya está en marcha.
Beck subrayó que construir el primer cohete es complicado, pero que montar un sistema capaz de realizar lanzamientos de forma continua es aún más difícil, y ahí es donde se concentra la mayor parte de la inversión. Para él, un vuelo exitoso de Neutron significa alcanzar la órbita y demostrar que está listo para escalar la producción, no solo despegar.
La diferencia de filosofía es clara: SpaceX apuesta por el ciclo rápido de “lanzar – explotar – mejorar”, mientras que Rocket Lab prefiere un enfoque más tradicional de “órbita o nada”. El próximo año dirá qué estrategia resulta vencedora.