China va camino a convertirse en el mayor productor de chips del mundo.
Según un informe del grupo Yole, el país podría superar a Corea del Sur y Taiwán en capacidad de fabricación de semiconductores para el año 2030. Aunque aún va rezagado en tecnología de punta, su apuesta por la escala masiva le está dando resultados.
Actualmente ocupa el tercer lugar global, pero China ha estado invirtiendo agresivamente en fábricas enfocadas en procesos maduros, como 28nm o 45nm, que siguen siendo clave en sectores como automotriz, electrodomésticos y telecomunicaciones. La empresa SMIC ya trabaja con procesos de 6nm, aunque sigue muy por detrás de gigantes como TSMC o Samsung.
Las sanciones impuestas por EE.UU. no frenaron a Pekín, sino que aceleraron su plan de crear un ecosistema independiente. Hoy, incluso Europa sigue dependiendo de chips chinos, especialmente en procesos donde lo que importa es el volumen, no la tecnología más avanzada.
Yole estima que para finales de la década, China podría representar el 30% de la capacidad global de producción de chips. Un cambio de peso que podría redefinir el equilibrio del mercado tecnológico global.
Si bien existen dudas sobre la calidad y seguridad de los chips chinos, ya se ha visto este patrón en otros sectores: primero llegan como competidores baratos y luego se convierten en líderes. Lo vimos con los paneles solares, las baterías y los autos eléctricos. ¿Chips? Solo era cuestión de tiempo.