China endurece su postura frente a la tecnología extranjera y ya se habla de un veto total a los chips de IA de NVIDIA, en particular a los aceleradores H20. El debate surge por temores a posibles puertas traseras y por la necesidad de reducir la dependencia del hardware estadounidense.
La Administración del Ciberespacio de China abrió una investigación oficial, lo que refleja que el asunto es visto como estratégico.
La chispa fue una declaración del secretario de Comercio de EE.UU., Howard Lutnick, quien dijo que los desarrolladores chinos debían mantenerse “enganchados” a la tecnología americana, sin acceso a lo mejor. En Pekín esto fue recibido como una ofensa y reforzó la decisión de presionar contra NVIDIA.
Algunas grandes empresas chinas ya han reducido o cancelado pedidos de H20. En paralelo, aumenta el interés por soluciones locales como Huawei y Cambricon. De momento, sus chips solo alcanzan para tareas de inferencia, pero el gobierno espera que el próximo año, con mayor producción, puedan cubrir necesidades más amplias.
La realidad, sin embargo, es que China aún depende de NVIDIA. Un ejemplo claro es DeepSeek: su nuevo modelo R2 sufrió retrasos cuando intentó trabajar con chips locales y terminó volviendo a la tecnología de NVIDIA. Esto demuestra que, por ahora, el hardware estadounidense sigue siendo indispensable.
El contraste es evidente: China quiere independencia tecnológica, pero su industria aún no puede responder a la escala que demanda la IA. Hasta que eso cambie, NVIDIA seguirá en el centro de la carrera china por la inteligencia artificial.