¿Quién dijo que las pantallas ultrapanorámicas solo pertenecen a los monitores de escritorio? Un creador del canal PURE DIY en Bilibili decidió romper las reglas y construyó un híbrido entre consola portátil y mini-PC: un dispositivo casero de casi 30 centímetros de largo, impulsado por el potente Ryzen Z2 Extreme. 
El resultado es uno de los proyectos más extravagantes y llamativos que hemos visto en el mundo gamer portátil.
Lo primero que impresiona es el tamaño. Mientras consolas populares como la Steam Deck o la ROG Ally apuestan por pantallas de 7 u 8 pulgadas, este invento casero lleva un panel cercano a las 12 pulgadas en formato 32:9. Puede sonar exagerado, pero en juegos de carreras la experiencia es brutal: la visión periférica crea la ilusión de estar dentro de un coche real, con una inmersión que ningún otro handheld ofrece. El propio creador lo mostró en acción, y la diferencia es notable.
Bajo el capó tampoco se queda corto. El Ryzen Z2 Extreme, un chip Zen 5 de 8 núcleos y 16 hilos, garantiza un rendimiento muy superior al de cualquier consola portátil convencional. Además, la pantalla táctil amplía las posibilidades: no solo sirve para jugar, también permite editar video, trabajar con audio o manejar programas de productividad con fluidez. Los mandos desmontables y un soporte trasero convierten la consola en un mini-PC de sobremesa en cuestión de segundos.
Obviamente, no todo es perfecto. El chasis cuenta con rejillas de ventilación laterales, pero la parte trasera carece de una buena salida de aire, lo que puede provocar sobrecalentamiento en sesiones largas. Y en cuanto a portabilidad, es un tema delicado: un aparato de casi 30 cm no cabe en ninguna mochila ligera, mucho menos en un bolsillo. Más que un producto práctico, es una prueba de concepto que demuestra hasta dónde puede llegar la inventiva casera.
Aun así, el experimento abre la puerta a la reflexión: ¿veremos en el futuro consolas portátiles con formatos de pantalla más amplios? Quizá no en un extremo 32:9, pero la tendencia hacia diagonales más grandes y diseños atrevidos parece inevitable. Por ahora, este proyecto queda como un ejemplo divertido y visionario de cómo el DIY puede ir más allá de lo que se atreven a proponer las grandes marcas.