Con el fin del período de lock-up tras su salida a bolsa, CoreWeave enfrenta una fuerte ola de ventas de acciones, liderada por gigantes como JPMorgan, Goldman Sachs y Morgan Stanley.
La empresa, reconocida por ofrecer acceso anticipado a las últimas GPU de NVIDIA en sus 33 centros de datos de IA, ahora tiene un volumen mucho mayor de acciones en circulación y, con ello, una mayor volatilidad en su cotización.
Cuando debutó en bolsa hace apenas tres meses, solo el 11 % de las acciones estaban disponibles, lo que limitaba las ventas en corto por el alto coste de préstamo. Ahora, con cerca del 84 % de las acciones clase A liberadas, se han realizado múltiples ventas en bloque. Según reportes, JPMorgan colocó hoy entre 5 y 6 millones de acciones a unos 97 dólares cada una. Morgan Stanley y Goldman Sachs manejaron volúmenes similares, alcanzando un total de hasta 18 millones de acciones vendidas en un solo día.
NVIDIA, inversor ancla en la OPV de CoreWeave, intentó amortiguar el impacto comprando unas 95.100 acciones adicionales el último trimestre, elevando su participación a más de 24,27 millones de acciones – valoradas en unos 2.400 millones de dólares al precio actual. Sin embargo, la estrecha relación entre ambas compañías genera críticas: el dinero invertido por NVIDIA es usado por CoreWeave para comprar más GPU a la propia NVIDIA, que luego sirven como garantía para obtener más deuda.
Los últimos resultados tampoco generaron mucha confianza. En el tercer trimestre, los ingresos fueron de 1.210 millones de dólares, superando previsiones, pero el beneficio operativo de 200 millones se destinó por completo a cubrir los intereses, también de 200 millones. Analistas destacaron además un crecimiento modesto del 4 % en la cartera de pedidos excluyendo OpenAI. No obstante, el total de pedidos pasó de 25.900 a 30.100 millones gracias a 4.000 millones en nuevos contratos con OpenAI.
A esto se suma el riesgo de posibles aranceles de EE.UU. a los semiconductores, que podrían golpear al sector de IA y chips. CoreWeave debe convencer ahora a los inversores de que puede seguir creciendo mientras gestiona su deuda y navega un mercado cada vez más inestable.