Durante años, Apple cultivó la imagen de una empresa casi inmóvil en la cúpula: pocas caras nuevas, cambios milimétricamente controlados y un mensaje de estabilidad absoluta. Justo por eso, la ola de salidas que se está produciendo ahora llama tanto la atención. En cuestión de meses, la compañía ha perdido o reubicado a figuras clave en diseño de interfaz, área legal, política medioambiental e incluso en su todavía tímida apuesta por la inteligencia artificial. 
Si sumamos la marcha reciente de un diseñador importante vinculado al iPhone Air, deja de parecer un simple ajuste para convertirse en un auténtico relevo generacional.
Una rotación poco habitual en la cúpula de Apple
El golpe más visible para el usuario medio está en el diseño. Alan Dye, vicepresidente de Human Interface Design desde 2015, se marcha a Meta para dirigir un nuevo estudio de diseño. Bajo su batuta se consolidó la estética plana y minimalista que hoy domina iOS, iPadOS, macOS y watchOS. Tras la era de Jony Ive, Dye fue uno de los grandes responsables de que el software de Apple mantuviera esa sensación de producto pulido que tantos identifican con la marca.
Su puesto pasa ahora a Steve Lemay, un veterano que, según el propio Tim Cook, ha tocado prácticamente todas las interfaces importantes de Apple desde finales de los noventa. Esto suena a continuidad: no parece que la empresa quiera dinamitar su lenguaje visual de la noche a la mañana. Pero Lemay llega con un reto delicado: debe encontrar la manera de integrar funciones impulsadas por IA en los sistemas de Apple sin perder coherencia ni convertir la interfaz en un collage de trucos de moda, mientras la competencia presume de pantallas y asistentes moldeados por modelos generativos.
El frente legal y ambiental se redibuja
La sacudida no se queda en el diseño. Katherine Adams, vicepresidenta sénior y consejera general de Apple, ya ha puesto fecha de salida para finales de 2026. Lisa Jackson, responsable de Environment, Policy and Social Initiatives, se jubilará bastante antes, a finales de enero. Jackson ha sido durante años el rostro de las promesas verdes de la compañía: carbono neutro, programas de reciclaje, presión a proveedores para reducir emisiones y campañas para mostrar a Apple como referente climático.
Tras su marcha, la organización de Government Affairs quedará temporalmente bajo el paraguas de Adams, mientras que las áreas de medio ambiente y responsabilidad social pasarán a depender directamente de Sabih Khan, director de operaciones. Es un movimiento que acerca el discurso ecológico a la realidad de fábricas, cadena de suministro y logística. En paralelo, el 1 de marzo se incorporará Jennifer Newstead, que hasta hace poco era Chief Legal Officer en Meta, como nueva vicepresidenta sénior y consejera general de Apple. En un momento en el que las grandes tecnológicas lidian con investigaciones antimonopolio y nuevas leyes digitales en Estados Unidos y Europa, traer a alguien curtido en esos choques regulatorios no parece casualidad.
Inteligencia artificial: hora de ponerse al día
Donde la presión es más evidente es en la inteligencia artificial. Apple ha confirmado que John Giannandrea, vicepresidente sénior de Machine Learning and AI Strategy fichado en su día desde Google, se encamina hacia la jubilación. Seguirá como asesor hasta la primavera de 2026 para garantizar una transición ordenada, pero en la práctica el protagonismo pasa a Amar Subramanya, que asciende a vicepresidente de IA.
Sobre el papel, suena a relevo planificado. Sin embargo, parte de la comunidad lo lee como el reconocimiento implícito de que la estrategia de IA no ha estado a la altura. Mientras Google, Microsoft y otros actores llenan titulares con modelos generativos, Apple sigue intentando convencer de que la apuesta por la IA en el dispositivo es suficiente. Siri acumula chistes en redes sociales y muchos usuarios describen versiones recientes como iOS 26 como lentas y torpes. Algunos han decidido salir del jardín amurallado y prueban suerte con móviles Android de gama alta y escritorios Linux más abiertos y flexibles.
La pregunta que todos evitan: qué pasa después de Tim Cook
Por encima de todos estos movimientos planea la duda que ningún comunicado aborda de forma directa: cuánto tiempo le queda a Tim Cook al frente y quién está siendo preparado como sucesor. Oficialmente, no hay señales de una salida inminente. Extraoficialmente, todas las miradas apuntan a John Ternus, vicepresidente sénior de Hardware Engineering. Él ha liderado la transición a los chips Apple Silicon y la generación actual de iPhone y Mac, y su presencia cada vez mayor en presentaciones y entrevistas no pasa desapercibida para analistas e inversores.
En los foros tecnológicos el debate es más crudo. No son pocos los que piden perfiles más jóvenes y claramente visionarios, tanto en Apple como en Google. Hay quien resume la situación diciendo que ni el CEO de Google ni el de Apple parecen vivir obsesionados con el producto, y que eso se nota en propuestas como Pixel o en una IA de Apple que llega tarde y mal. Entre bromas se repite la sensación de que a ambos les vendría bien un tipo que mire un móvil y diga: esto es mi proyecto personal, no sólo otra línea del informe trimestral.
¿Cambio profundo o maquillaje corporativo?
Visto en conjunto, lo que está pasando en Apple se parece menos a un incendio y más a una reconfiguración silenciosa. Ejecutivos históricos se preparan para salir, mientras la estructura se reorganiza alrededor de tres frentes: IA, regulación y sostenibilidad. Al acercar el área ambiental a operaciones, fichar a una abogada con experiencia en Meta y elevar a una nueva figura en IA, la empresa reconoce dónde puede quedarse atrás si sigue confiando únicamente en la inercia.
Para los usuarios, la gran incógnita es si este movimiento se traducirá en cambios concretos. En el mejor de los casos, veremos un ecosistema que sigue siendo cerrado, pero menos asfixiante, con más respeto por la interoperabilidad y funciones de IA que aporten algo real al día a día. En el peor, iOS seguirá arrastrando problemas de rendimiento, Siri continuará desfasada y la fidelidad de los fans más exigentes se pondrá a prueba. Y cuando eso ocurre, la respuesta rara vez se escribe en un comunicado de prensa: se escribe en el momento en que alguien vende su iPhone y compra un Android, o instala Linux donde antes había macOS.