La nueva desmontada del Google Pixel 10 ha generado bastante conversación, tanto entre entusiastas de la tecnología como entre usuarios comunes que solo quieren un móvil duradero y fácil de arreglar. Por fuera, el dispositivo sigue prácticamente igual que generaciones anteriores, sin cambios llamativos en su diseño. 
Pero al abrirlo, se descubre una historia diferente: Google ha dado un paso importante hacia una arquitectura interna más práctica, accesible y pensada en la reparabilidad.
Lo más destacado es el nuevo sistema para extraer la batería. Antes, cambiarla era un dolor de cabeza: adhesivos fuertes, tiras que se rompían y hasta la necesidad de desmontar la pantalla. En el Pixel 10, Google introdujo un mecanismo llamado “pull jacket de doble entrada”. Básicamente, una lengüeta verde corta el pegamento de forma limpia, permitiendo retirar la batería con facilidad. Teniendo en cuenta que el cambio de batería es la reparación más común que buscan los usuarios, esta mejora hace que el teléfono sea mucho más práctico en el día a día.
Otro detalle que no pasa desapercibido es la estandarización de los tornillos. Todos utilizan el mismo tipo T3 Torx Plus, lo que elimina la frustración de tener que usar múltiples destornilladores. Esto puede parecer menor, pero en la práctica facilita que cualquier persona, incluso sin experiencia, pueda abrir y reparar el dispositivo básico sin complicaciones.
El teardown también reveló novedades importantes en el hardware. En el corazón del Pixel 10 se encuentra el nuevo chip Tensor G5, diseñado para potenciar el rendimiento, la fotografía y las funciones de inteligencia artificial. A esto se suma el anillo magnético PixelSnap, que soporta el estándar Qi2 de carga inalámbrica, ofreciendo mayor eficiencia y un alineamiento magnético más estable. Son mejoras que van más allá de la facilidad de reparación: refuerzan la experiencia diaria de uso.
El diseño interno ahora es más limpio y minimalista. Menos piezas innecesarias y un acceso más ordenado a los componentes. No todo es modular todavía – cambiar la cámara o el puerto USB-C sigue siendo complicado – , pero la dirección es clara. Google empieza a escuchar de verdad las demandas del movimiento por el derecho a reparar y de los usuarios cansados de dispositivos sellados.
Esto pone a la compañía en línea con competidores que también han comenzado a ceder ante la presión. Apple, por ejemplo, ya implementó un sistema de extracción de batería por baja tensión. En este contexto, el Pixel 10 recibió una puntuación de 6 sobre 10 en reparabilidad de parte de iFixit. No es perfecto, pero sí un avance notable respecto a modelos anteriores.
Para el consumidor, el beneficio es tangible: menos gastos en reparaciones, mayor vida útil y una reducción en la generación de desechos electrónicos. En lugar de tener que cambiar de móvil cada poco tiempo, los usuarios podrán alargar su uso durante años. En un mercado donde la estética muchas veces pesa más que la funcionalidad, Google manda un mensaje claro de que se puede combinar innovación con sentido práctico.
Aun así, no todos están conformes. Hay quienes critican que el Pixel 10 se ve simple y no ofrece tanto por el precio que pide Google. Sin embargo, si se analiza en conjunto, queda claro que no se trata solo de un modelo más, sino de un paso hacia dispositivos más sostenibles, útiles y pensados para durar.