Destiny 2 atraviesa uno de los momentos más complicados de su historia. El juego de Bungie, que alguna vez fue sinónimo de éxito y comunidad fiel, ha caído a su punto más bajo desde que llegó a Steam en 2019. Según datos de The Game Post y Steam Charts, el promedio mensual ronda apenas los 18.100 jugadores activos, una cifra impensable para un título que llegó a reunir a cientos de miles de Guardianes en su mejor época.
La caída no sorprende del todo: los últimos años han sido difíciles para Bungie.
Pese al impulso temporal que trajo The Final Shape, los despidos, las acusaciones de mala gestión, los conflictos internos y la percepción de codicia empresarial han empañado la reputación del estudio. Muchos jugadores sienten que Bungie perdió la pasión que lo hizo grande y que Destiny 2 se ha vuelto un juego enredado y agotador.
Para intentar cambiar el rumbo, la compañía prepara una gran apuesta: una expansión ambientada en el universo de Star Wars titulada Renegades, prevista para diciembre. La idea de blandir sables de luz y explorar nuevos mundos suena espectacular, pero no está claro si eso bastará para revivir el interés. La expansión anterior, Edge of Fate, tuvo una recepción tibia, y muchos fans afirman que volver a Destiny 2 se siente como enfrentarse a un muro de sistemas y menús confusos que ahuyentan incluso a los veteranos.
Mientras tanto, Bungie también está probando Marathon, un reinicio de su clásico shooter de los 90 que busca abrir un nuevo capítulo para el estudio. Sin embargo, el retiro reciente de su director ejecutivo, Pete Parsons, deja un vacío difícil de llenar y refuerza la sensación de incertidumbre. La empresa que una vez fue pionera en crear universos inolvidables ahora parece luchar por reencontrarse consigo misma.
¿Será Renegades la chispa que devuelva la vida a Destiny 2 o simplemente otro intento fallido? Los jugadores están divididos, pero una cosa está clara: Bungie ya no pelea solo en el espacio – su verdadera batalla es recuperar la confianza de quienes alguna vez creyeron en ella.
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Final Shape fue decente, pero duró dos semanas el hype