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EE.UU. refuerza restricciones y TSMC encara nuevas trabas para enviar equipos a China

por ytools
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La batalla mundial por los semiconductores suma un nuevo episodio. La Taiwan Semiconductor Manufacturing Company (TSMC), mayor fundición de chips del planeta, confirmó que Estados Unidos revocó su permiso especial para enviar rápidamente equipos de fabricación a sus instalaciones en China. A partir del 31 de diciembre, TSMC ya no contará con esa vía rápida y, desde 2026, cada exportación requerirá una licencia individual otorgada por Washington, lo que añade trámites, demoras y más incertidumbre.

TSMC ocupa un lugar estratégico en la industria global.
EE.UU. refuerza restricciones y TSMC encara nuevas trabas para enviar equipos a China
Gigantes como Apple, Nvidia, AMD, Qualcomm, MediaTek y Broadcom dependen de su capacidad productiva para transformar diseños en chips tangibles. La compañía aseguró que seguirá comprometida con la operación de su planta en Nankín, que produce semiconductores de 28 nm, 16 nm y 12 nm. Aunque estos procesos no son de última generación, siguen siendo esenciales en sectores como la electrónica de consumo, los smartphones de gama media y la automoción.

La decisión se enmarca en la estrategia de Washington para limitar el acceso de China a semiconductores avanzados que podrían tener aplicaciones militares o reforzar su industria de inteligencia artificial. Desde 2022, EE.UU. impuso restricciones a la exportación de equipos clave de fabricación, aunque TSMC, Samsung Foundry y SK Hynix habían recibido exenciones temporales. Dichas excepciones acaban de ser eliminadas. Las empresas surcoreanas también perdieron sus permisos la semana pasada, con un plazo de 120 días antes de que la medida entre en vigor. Ahora, todas deberán tramitar licencias caso por caso.

El momento genera sorpresa porque la administración Biden había dado señales de cierta apertura. Hace apenas unas semanas, Nvidia obtuvo autorización para vender en China su chip acelerador de IA H20, lo que le permite volver a competir con Huawei. Paradójicamente, los vetos previos habían favorecido a la compañía china, que creció con su procesador Ascend 910C mientras Nvidia perdía ventas en el mercado asiático. Con el nuevo permiso, Nvidia recupera terreno, pero TSMC y sus socios enfrentan más obstáculos.

Para TSMC, la situación es especialmente delicada: debe avanzar con sus megaproyectos en Estados Unidos, como la planta en Arizona, sin descuidar su base de clientes en China. Los analistas advierten que cualquier alteración en la producción de Nankín podría impactar en toda la cadena de suministro global, particularmente en la industria automotriz, que ya sufrió graves problemas por la escasez de chips en años recientes.

El Departamento de Comercio de EE.UU. precisó que las compañías extranjeras podrán seguir operando sus fábricas chinas, pero no podrán ampliarlas ni actualizarlas a tecnologías más avanzadas sin licencia oficial. Esto congela el nivel productivo de China en nodos antiguos y limita su acceso a procesos punteros. Para Pekín, la medida confirma que, pese a las millonarias inversiones en desarrollar una industria nacional de semiconductores, la dependencia de la tecnología extranjera sigue siendo fuerte.

El panorama refleja un tablero geopolítico cada vez más tenso, en el que se cruzan intereses económicos, seguridad nacional e innovación. Empresas como TSMC, Samsung, SK Hynix y Nvidia se ven atrapadas en medio de la pugna entre Washington y Pekín. Cada nueva regulación repercute en múltiples sectores: desde la electrónica y la computación en la nube hasta la inteligencia artificial y la defensa. La llamada “guerra de los chips” está lejos de resolverse, y las compañías deberán aprender a navegar en un entorno de constante incertidumbre.

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