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TSMC pierde licencia en EE.UU. en plena guerra tecnológica con China

por ytools
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La industria mundial de semiconductores vuelve a ser sacudida por tensiones geopolíticas: esta vez es TSMC, el gigante taiwanés, quien queda atrapado en las nuevas restricciones impuestas por Estados Unidos. Tras la cancelación de permisos especiales para Samsung y SK Hynix, la administración de Donald Trump decidió también revocar la exención de TSMC, lo que limita el envío de equipos a su planta en Nankín, China.
TSMC pierde licencia en EE.UU. en plena guerra tecnológica con China
Washington busca con ello frenar el avance tecnológico de Pekín en la producción de chips.

Según Bloomberg, funcionarios estadounidenses notificaron a TSMC que su licencia VEU (Validated End-User) para Nankín quedará anulada a partir del 31 de diciembre de 2025. Esta licencia permitía importar maquinaria de manera ágil, pero con la revocación, cada envío deberá ser aprobado caso por caso por el Bureau of Industry and Security (BIS). El resultado: más burocracia, retrasos y un clima de incertidumbre para las operaciones en China.

En un comunicado oficial, TSMC aseguró que seguirá comprometida a mantener la operación estable de la planta de Nankín y que ya está dialogando con las autoridades estadounidenses para encontrar soluciones. El hecho genera ruido adicional, ya que TSMC ha prometido más de 300.000 millones de dólares en inversiones dentro de Estados Unidos en los últimos años, posicionándose como uno de los pilares de la estrategia para reforzar la producción local de chips. Sin embargo, esta decisión muestra un endurecimiento de la política de Washington, incluso contra sus propios socios.

La situación recuerda a lo vivido por Samsung y SK Hynix, que recibieron un plazo de apenas 120 días para prepararse antes de perder sus permisos. Dado que gran parte de la producción de memorias DRAM y NAND depende de fábricas en China, el golpe fue significativo. Intel también fue incluida en el mismo paquete de medidas, lo que demuestra el alcance global de la revisión estadounidense.

Expertos de la industria señalan que el objetivo es claro: desacelerar el desarrollo chino en tecnologías de vanguardia. Sin embargo, advierten que las repercusiones serán mundiales: interrupciones en cadenas de suministro, tensiones crecientes entre gobiernos y corporaciones, y la posibilidad de represalias de Pekín. Para TSMC, la revocación de la licencia representa una prueba crucial de su capacidad de liderazgo en medio de un escenario geopolítico cada vez más complejo.

De cara a 2025, la disputa promete intensificarse y convertirse en uno de los frentes más sensibles de la guerra tecnológica entre Estados Unidos y China.

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