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Pruebas de la UE exponen debilidad del iPhone 17 Pro Max en caídas, aunque brilla en eficiencia

por ytools
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Desde junio, la Unión Europea exige una nueva etiqueta de durabilidad para todos los smartphones vendidos en su territorio. Los dispositivos deben pasar pruebas estandarizadas que evalúan resistencia a caídas, facilidad de reparación y eficiencia energética.
Pruebas de la UE exponen debilidad del iPhone 17 Pro Max en caídas, aunque brilla en eficiencia
La idea es dar a los consumidores información clara y comparable. Sin embargo, los resultados ya han generado controversia, sobre todo para Apple, que no salió tan bien parada frente a Samsung y Google.

El iPhone 17 Pro Max obtuvo solo clase B en resistencia a caídas, soportando en promedio 180 golpes en pruebas controladas. En contraste, el Samsung Galaxy S25 Ultra y el Google Pixel 10 Pro XL sobrevivieron a 270 caídas cada uno, logrando la clase A. Para Apple no todo son malas noticias: el iPhone 16 Pro Max anterior solo resistía 90 caídas y se quedaba en clase C, así que hubo una mejora clara.

Donde la situación empeora es en la reparabilidad. El iPhone 17 Pro Max consiguió apenas clase C, el mismo nivel que el Galaxy, pero por debajo del Pixel que alcanzó clase B. Para los usuarios esto significa reparaciones costosas y poco prácticas. Y tratándose de un dispositivo que supera fácilmente los 1.200 euros, muchos consideran estas notas bastante decepcionantes, aunque la mayoría use funda y vidrio templado en el día a día.

El lado positivo está en la eficiencia. El iPhone 17 Pro Max sacó clase A en consumo energético y ofreció unas impresionantes 53 horas de autonomía. El Galaxy S25 Ultra alcanzó 45 horas (clase B) y el Pixel 10 Pro XL casi 49 horas (también clase B). Sin embargo, Samsung vuelve a destacarse: sus baterías están diseñadas para 2000 ciclos de carga, el doble de los 1000 que ofrece Apple y Google. A largo plazo, esto puede marcar la diferencia para quienes no cambian de móvil cada dos años.

El iPhone Air, modelo más ligero, también se midió frente al Galaxy S25 Edge. Pese a su batería más pequeña (3149 mAh frente a 3900 mAh), el Air logró casi lo mismo: 40 horas exactas contra 40:05 del Edge. Ambos obtuvieron clase A en eficiencia, pero otra vez con la misma desventaja: Apple ofrece la mitad de ciclos de carga. En durabilidad física y reparabilidad, el Air repite el patrón: clase B en caídas y clase C en reparaciones, mientras el Edge se quedó con clase A en caídas.

Como era de esperar, Apple criticó el procedimiento de la UE. Según la compañía, las definiciones de los test de caídas son poco claras y difíciles de replicar. Además, el tamaño de la muestra (solo cinco unidades por modelo) sería demasiado reducido. Apple reclama al menos 30 unidades para obtener resultados estadísticamente fiables y publicó un informe técnico de 44 páginas defendiendo su postura. Algunos creen que es puro marketing defensivo, pero otros coinciden en que, con precios tan altos, la transparencia en los estándares de prueba es esencial.

Lo cierto es que la nueva etiqueta ya está cambiando las reglas del juego. Ahora los compradores tienen datos concretos sobre resistencia, reparaciones y batería. Y tanto Apple como el resto de la industria deberán adaptarse a un mercado que exige más que solo campañas publicitarias llamativas.

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