Varios exdesarrolladores de Nintendo han compartido recuerdos muy personales sobre su paso por la legendaria compañía japonesa. 
Takaya Imamura, conocido por su trabajo en juegos icónicos como F-Zero, Star Fox y The Legend of Zelda, confesó que, pese a sus logros, se sentía rodeado de personas tan talentosas que parecía estar trabajando con “seres celestiales”.
“Había tanta gente increíble en Nintendo”, escribió en X. “Siempre me preguntaba cómo podía demostrar mi propio valor en ese ambiente”. Según cuenta, convivió durante años con una sensación de inferioridad que solo se disipó parcialmente al dejar la empresa.
“Sentí una libertad real al salir, como si me quitara un gran peso de encima… Pero también me invadió una tristeza al pensar que ya no compartiría proyectos con gente tan brillante.” Actualmente, con la jubilación cerca, Imamura trabaja a su ritmo en proyectos más personales y libres.
Sus palabras resonaron en otros veteranos de Nintendo. Shinji Watanabe, ahora líder de Epsilon Software, también comparó a sus excompañeros con “seres celestiales”. Ken Watanabe, que trabajó 10 años en Nintendo antes de volverse indie, afirmó: “Ahí dentro solo hay cracks. Tratar de destacar era agotador… pero también muy enriquecedor”.
Los testimonios revelan una cultura de excelencia, respeto y alto nivel creativo que ha marcado la historia de la compañía. Y Nintendo sigue adelante: la próxima semana, Super Mario Strikers (conocido en Europa como Mario Smash Football) se suma al catálogo de GameCube en Nintendo Switch 2. También llega un mando réplica estilo GameCube para alimentar la nostalgia.
Con más de 3,5 millones de consolas vendidas, la Switch 2 ha tenido un lanzamiento potente. Sin embargo, los juegos third-party no están teniendo la misma suerte, lo que refuerza el dominio creativo de los desarrolladores de la casa de Mario.