El nuevo Pixel 10 de Google, que debía ser el modelo más estable y refinado de la marca, está atravesando una de sus peores crisis. Cientos de usuarios están reportando un error grave que hace que todas las aplicaciones se congelen, se cierren solas o directamente no se abran. Lo peor: el fallo apareció justo después de la actualización de seguridad de octubre de 2025, la misma que prometía corregir otros problemas anteriores.
Ahora, muchos dueños del Pixel 10 se sienten atrapados con un teléfono caro que apenas pueden usar.
En foros como Reddit, la frustración es evidente. “Abro una app, se queda congelada y el teléfono deja de responder”, escribió un usuario. Otros aseguran que, incluso después de reiniciar o restaurar el dispositivo, el problema vuelve en pocas horas. El bug afecta a todo tipo de aplicaciones – desde WhatsApp y Gmail hasta juegos o apps del sistema – y se presenta en todos los modelos: Pixel 10, Pixel 10 Pro y Pixel 10 Pro XL.
La mayoría de los reportes apuntan al parche de octubre como el origen del desastre, aunque algunos afirman que ya notaban fallos desde septiembre. Incluso ciertos dueños del Pixel 9 mencionan bloqueos repentinos, lo que hace pensar que la raíz del error está en el propio sistema Android y no en el hardware del teléfono.
El enojo entre los usuarios es palpable. “Es ridículo que un teléfono de mil euros se quede colgado cada hora”, comentó un afectado. Otro agregó: “Desinstalé actualizaciones, borré caché, reinicié todo… nada funciona”. En la comunidad tecnológica, incluso los más fieles defensores de Google reconocen que esta vez la compañía ha perdido el control.
Hasta el momento, Google no ha emitido ninguna declaración oficial. No hay solución garantizada ni confirmación de que el equipo de desarrollo esté trabajando en un parche urgente. Algunos usuarios encontraron alivio temporal desinstalando las actualizaciones de Google Play Services y Play Store, pero ese “truco” solo dura unas horas antes de que las apps vuelvan a colapsar. Otros probaron restablecer el teléfono de fábrica, sin éxito. Todo apunta a un fallo profundo en el sistema que los usuarios comunes no pueden corregir por su cuenta.
El hecho de que este error afecte a teléfonos de gama alta es lo que más indigna. Con precios que superan los 1.000 euros, los compradores esperaban un producto pulido y confiable. En cambio, tienen un dispositivo que, según algunos, “sirve más como pisapapeles que como smartphone”. Las críticas no tardaron en llegar: muchos recuerdan que la serie Pixel ya ha sufrido otros problemas en el pasado, desde pantallas que parpadeaban hasta sobrecalentamientos y reinicios aleatorios.
Google ha logrado corregir errores graves en modelos anteriores, aunque no siempre de manera rápida. Algunos bugs se resolvieron en semanas; otros tardaron meses. Sin embargo, este nuevo problema es especialmente alarmante porque afecta la función más básica del teléfono: abrir aplicaciones. Por eso, muchos exigen que la compañía priorice una solución inmediata.
Algunos usuarios, sin embargo, aseguran que sus Pixel 10 funcionan perfectamente, lo que sugiere que el fallo podría depender de configuraciones específicas, regiones o apps instaladas. Pero esa imprevisibilidad solo aumenta la ansiedad de los demás: nadie sabe si su teléfono fallará mañana o seguirá estable.
Este caso vuelve a poner en evidencia lo frágil que puede ser el ecosistema Android, incluso en manos de su propio creador. Con tantas capas de servicios, actualizaciones y dependencias, un pequeño error de código puede generar un efecto dominó devastador. Mientras tanto, los usuarios esperan con impaciencia un parche que devuelva la normalidad a sus dispositivos. Porque si algo ha quedado claro, es que en el mundo de los smartphones premium, la estabilidad no es un lujo: es una obligación.