Fortnite Sidekicks: ternura con asterisco

Fortnite Sidekicks ya son oficiales: pequeñas mascotas digitales que te acompañan por casi todo el ecosistema del juego y reaccionan a lo que pasa a tu alrededor. La idea entra por los ojos – capa extra de personalidad, clips más divertidos, lobby con vida – , pero el estreno llega con letra pequeña que ha encendido el debate: ¿hasta qué punto la personalización es realmente tuya y cuánto cuesta hacerla tuya de verdad?

De acuerdo con Epic, los Sidekicks aparecen en Battle Royale, Salvar el Mundo, LEGO Fortnite y también en Fortnite Festival – ahí se quedan entre bambalinas – .

En las islas creadas por la comunidad, solo estarán si el autor lo habilita. Lo crucial: son puramente cosméticos. No dan ventaja competitiva, no «mueren» ni sufren daño, y no alteran el equilibrio. Su función es expresiva y estética, no táctica; son compañía, no herramientas.

La polémica nace en cómo se gestiona la customización base. Tras comprar un Sidekick, puedes definir una vez su apariencia fundamental – colores, textura, rasgos y ese «carácter» que lo anima – y esa elección queda permanente. Después podrás cambiar nombre y accesorios cuando quieras (gorros, hoodies, gafas, etc.), pero la base no se toca. ¿Quieres un segundo esquema de colores para el mismo compañero? Epic lo permite, sí, pero exige que compres de nuevo el mismo Sidekick. Además, el casillero no admite duplicados idénticos: cada versión que poseas debe ser única.

El calendario de lanzamiento mezcla nostalgia y fan service. Peels, el perrito de plátano, llega vinculado al Pase de Batalla del 1 de noviembre. El 7 de noviembre aterrizan Bonesy, Spike y Lil’ Raptor; si ya tenías el Back Bling de Bonesy, recibirás la recompensa correspondiente ese mismo día. Para los amantes de los gatos, Epic adelanta contenido «no mucho después». En lo visual, es difícil resistirse: viejos iconos reimaginados, nuevos favoritos listos para las capturas del lobby y para lucirse en la isla.

Donde se torció el gesto fue en los precios. En listados y foros se manejan 1.200 V-Bucks para Lil’ Raptor y Spike, mientras que variantes temáticas como Flopstick (la lectura Fishstick) o Cuddle Team Jr. suben a 1.500 V-Bucks. La comparación cae por su propio peso: hay mascotas más caras que muchos skins de 1.200. Si encima quieres dos bases distintas del mismo compañero, multiplica la cuenta. De ahí los dardos: «cash grab», segmentación donde antes había libertad y una sensación de que el armario se trocea en tickets.

La memoria del fandom es larga. Muchos recuerdan el sistema de Wraps, cuando un mismo camuflaje podía aplicarse a varios objetos sin pasar por caja una y otra vez. Frente a eso, la regla de «un estilo base, para siempre, y paga otra vez si quieres uno alternativo» sabe a retroceso. Las propuestas que más se repiten son razonables: si el precio se queda alto, que todos los estilos base queden accesibles dentro de la misma compra; si la base se bloquea de forma permanente, entonces que el coste baje a una franja más lógica – 500 a 600 V-Bucks – o que exista un pack de mejora para añadir estilos sin duplicar compra.

También hay dudas prácticas: ¿un Sidekick te hace más visible? Oficialmente no hay desventaja. Estos compañeros no son un faro, no te delatan más que un glider ruidoso o un skin neón. En rangos competitivos, cualquier brilli-brilli extra puede sumar riesgo marginal, pero en el metajuego actual pesa más tu conjunto visual que el perrito en sí. Si ya brillas como una marquesina, culpar al cachorro por ser visto es, siendo honestos, un poco tramposo.

Mientras tanto, Epic calienta el ambiente con otra carta fuerte: el 1 de noviembre de 2025 llega una mini-temporada de Los Simpson. Springfield invadirá el battle royale tras el cierre de Fortnitemares 2025, con Kang y Kodos causando estragos en el mapa. Los detalles son escasos, pero el tono está claro: referencias, misiones y un desfile de guiños amarillos que ampliarán el «museo pop» que Fortnite lleva años construyendo.

Conclusión: los Sidekicks capturan la tensión que arrastra Fortnite desde hace tiempo: equilibrar creatividad y caja registradora. Como idea lúdica, funcionan; el juego se siente más vivo y personal. Pero el modelo de monetización, tal y como está, apaga parte de esa chispa. Si Epic afina – permitiendo rotar estilos sin recompras, ofreciendo un upgrade honesto o ajustando tarifas – , estos compañeros pasarán de polémica a imprescindible. Hasta entonces, serán una monada con asterisco.