La nueva serie Galaxy S26 de Samsung promete ser una de las más confusas que la marca haya lanzado en años. Lo que antes era sinónimo de innovación y liderazgo ahora parece un catálogo de indecisión.
Pero quizás aún haya una carta bajo la manga capaz de salvar a Samsung: un dispositivo que podría marcar el renacer de su espíritu innovador.
Cuatro modelos, un mismo problema
Cuando un producto no cumple las expectativas, lo lógico sería simplificar. Sin embargo, Samsung ha decidido hacer justo lo contrario: ampliar la línea. Según filtraciones, la compañía prepara no tres, sino cuatro modelos del Galaxy S26: el S26 estándar, el S26 Plus, el S26 Ultra y el nuevo S26 Edge.
El plan original era eliminar el Plus por sus bajas ventas y reemplazarlo con el Edge, un teléfono más delgado inspirado en el Pixel 10 y el concepto Air de Apple. Pero los estudios de mercado no fueron alentadores: el público no mostró interés por un modelo delgado. Así que Samsung cambió de rumbo a última hora y reactivó el desarrollo del Plus, apenas unos meses antes del lanzamiento. El resultado: dos versiones muy parecidas que compiten por el mismo público y confunden a los usuarios.
Dos mediocres no hacen un éxito
Los consumidores han hablado: eligen entre el modelo base, equilibrado en precio y rendimiento, o el Ultra, el buque insignia con todo al máximo. Las versiones intermedias, como el Plus o el Edge, rara vez justifican su existencia. Añadir ambas al mismo catálogo es un movimiento que diluye la identidad de la serie Galaxy, en lugar de fortalecerla.
Samsung parece obsesionada con cubrir cada nicho posible, pero esa estrategia solo genera ruido. En vez de tener una dirección clara, la serie S26 se siente como un laboratorio de ideas inconclusas. Demasiadas versiones, poca diferenciación y ningún mensaje fuerte. Lo que una vez fue una declaración de liderazgo, hoy parece una muestra de inseguridad.
La esperanza: Galaxy TriFold
Sin embargo, hay una forma en que Samsung podría dar un golpe sobre la mesa: lanzando el esperado Galaxy TriFold junto a la serie S26. Un teléfono con tres pliegues no solo sería un nuevo producto, sino una declaración de intenciones. Convertiría un evento que amenaza con pasar desapercibido en el lanzamiento más comentado del año.
Mientras Apple avanza con cautela y no se espera su primer iPhone plegable hasta la generación del iPhone 18, Samsung ya tiene experiencia con los Fold y Flip. Un TriFold llevaría ese concepto al siguiente nivel: un dispositivo que puede transformarse en tablet o incluso en miniportátil. Sería una jugada audaz, el tipo de innovación que recordaría al mundo por qué Samsung fue pionera en primer lugar.
Copiar no es malo, hacerlo sin rumbo sí
En la industria tecnológica todos se copian, pero no todos lo hacen bien. Apple observa, analiza y perfecciona antes de actuar. Samsung, en cambio, suele lanzarse de cabeza a las modas sin esperar a ver si realmente funcionan. Esa prisa por “no quedarse atrás” le ha hecho perder coherencia y personalidad.
En lugar de imitar sin dirección, Samsung debería recuperar su propio estilo. Dos modelos fuertes – el S26 y el S26 Ultra – serían más que suficientes. Y acompañarlos del Galaxy TriFold daría a la marca un toque de originalidad y audacia que hace tiempo no vemos. No se trata de cantidad, sino de propósito.
Volver a ser valiente
Hubo una época en la que Samsung era sinónimo de riesgo y creatividad: fue la primera en apostar por pantallas curvas, stylus integrados y teléfonos plegables. Pero con el tiempo, ese impulso se desvaneció. La serie Galaxy S26 podría ser el punto de inflexión para recuperar esa chispa. No necesita cuatro versiones parecidas; necesita un producto que emocione. Si el Galaxy TriFold llega a tiempo, podría convertirse en el símbolo de una nueva etapa: una Samsung que vuelve a atreverse.