La nueva familia Galaxy S26 de Samsung ya fue certificada en China por la entidad 3C, y la noticia no cayó bien entre los seguidores. Tal como adelantó el filtrador Ice Universe, ni el Galaxy S26 Pro (SM-S9420) ni el Galaxy S26 Edge (SM-S9470) ofrecerán mejoras en la velocidad de carga: ambos se quedan limitados a los mismos 25W de la generación anterior, es decir, 9V a 2.77A, idéntico a los modelos S25.
El único que se diferencia es el Galaxy S26 Ultra (SM-S9480), que mantiene la carga rápida de 45W con dos configuraciones posibles: 10V a 4.5A o 15V a 3A.
En cuanto a un posible S26 Plus, no lo esperen: la compañía probablemente vuelva a dejarlo fuera y apueste más adelante por una edición FE.
Lo que genera frustración es que incluso teléfonos de gama media como el Galaxy A56 o el S25 FE ya ofrecen 45W. En el caso del Edge, por su diseño tan delgado se puede entender la preocupación por el calor, pero en el Pro, con batería de 4300 mAh, cuesta aceptar la limitación. Para muchos, es una muestra más de que Samsung sigue apostando por lo seguro en lugar de arriesgar con innovación real.
La crítica se repite año tras año: mismas cámaras, misma batería, mismos parlantes, y apenas un chip más nuevo. Aunque la promesa de 7 años de actualizaciones suena atractiva, no compensa la falta de avances en el hardware
. Mientras tanto, competidores como OnePlus marcan el ritmo con tecnologías como los 120W SuperVOOC, dejando en evidencia lo conservadora que se ha vuelto Samsung.
En conclusión, solo el Ultra sigue destacando con carga rápida de 45W. Para muchos usuarios, esto ya es “Samsung siendo Samsung”: mucho marketing, pocos cambios, y precios de tope de gama para funciones que otros ya ofrecen hasta en la gama media.