
Galaxy S26 Ultra: orificio de 4 mm, marcos un poco más anchos y la verdad detrás de las decisiones de Samsung
Los primeros rumores del Samsung Galaxy S26 Ultra encendieron el debate de siempre: que si el recorte para la cámara frontal será de 4 mm – el más grande visto en un modelo Ultra – y que los marcos lucen ligeramente más anchos en los renders. Sobre el papel suena a retroceso. En la vida real, podría ser un ajuste sensato de ingeniería y costos para sostener rendimiento, disponibilidad y precio final sin arruinar la experiencia.
Por qué un agujero un poco más grande puede ser buena noticia
Un recorte mayor no es solo estética. Deja más espacio para el conjunto óptico, permite una pila de lentes menos comprimida, entra más luz al sensor y se reducen artefactos alrededor del borde. Además, relaja tolerancias en fábrica y mejora el yield (la proporción de paneles que salen bien a la primera). Cuando el orificio es minúsculo, cualquier desviación microscópica complica el alineado y dispara el desperdicio de pantallas. Un círculo de 4 mm quizá sea menos fotogénico en el catálogo, pero más estable cuando hablamos de producción masiva y consistencia.
Controlar el presupuesto no significa recortar por recortar
Las filtraciones señalan ajustes en pantalla y diseño. El contexto importa: todo apunta a que el S26 Ultra llegará exclusivamente con el Snapdragon 8 Elite Gen 5, una pieza potente y cara que eleva la lista de materiales frente a un reparto Snapdragon/Exynos en el resto de la familia. Si el chip se lleva el gran trozo del pastel, la ingeniería busca compensar en componentes donde el impacto visual es mínimo: un recorte apenas mayor, una laminación menos compleja, un marco 1 mm más ancho que la mayoría ni notará bajo una funda.
Renders versus mano: qué se ve y qué se siente
Los renders magnifican los milímetros; el uso cotidiano los diluye. En un timeline de redes, un marco más ancho salta a la vista. En el bolsillo, durante una videollamada o con un protector encima, se vuelve irrelevante. A cambio, la marca gana margen para mejorar la cámara frontal, reducir el halo alrededor del recorte, hacer el desbloqueo facial más rápido y simplificar la pila del OLED para que tolere mejor presión y golpes. Las cámaras bajo pantalla siguen prometiendo, pero aún sacrifican nitidez y rendimiento en baja luz. Un buen punch-hole bien ejecutado es, hoy por hoy, la alternativa más honesta para quien hace stories y llamadas a diario.
La ecuación de Qualcomm y lo que insinúa
Qualcomm ha insinuado una participación de alrededor del 75 % en la próxima hornada Galaxy. Si el Ultra es 100 % Snapdragon, o bien este modelo cargará con mucho volumen, o los S26 no-Ultra mezclarán plataformas para cuadrar la cifra. En cualquier caso, el mensaje es claro: el Ultra es el escaparate tecnológico, con decisiones que anteponen rendimiento, suministro y uniformidad antes que la obsesión por milímetros invisibles.
¿Retroceso en la hoja técnica o avance en la experiencia?
Quien mide píxeles verá el «punto» más grande. Quien usa el teléfono notará efectos prácticos: selfies más limpios, menos brillo raro en el borde, paneles más consistentes, desbloqueo facial más confiable. El diseño importa – especialmente en la gama Ultra – , pero aquí asoma la prudencia ingenieril: ceder un detalle que casi no se percibe para ganar estabilidad, disponibilidad y espacio en el presupuesto para el Snapdragon más potente.
En resumen: si los rumores se confirman, el Galaxy S26 Ultra no estaría «abaratando por abaratar», sino recalibrando donde duele menos para entregar mejor cámara frontal, logística predecible y máximo rendimiento. Menos postureo en el render, más beneficio cuando miras la pantalla a 30 centímetros.