El mundo del modding de PC siempre sorprende con historias que parecen imposibles. Esta vez el protagonista fue TrashBench, un entusiasta que decidió llevar la modesta GeForce RTX 5050 mucho más allá de lo que NVIDIA había planeado.
Tras varios cambios de hardware y una arriesgada modificación de BIOS, consiguió crear una versión casera que él mismo bautizó como RTX 5050 “Ti”. Y aunque oficialmente esa tarjeta no existe, ya rompió varios récords mundiales en benchmarks.
De fábrica, la RTX 5050 es la opción más básica de la serie 50: económica, con soporte de ray tracing, pero claramente débil frente a las versiones superiores. TrashBench no se conformó. Primero retiró el disipador original y montó el de una RTX 5060, mucho más grande y eficiente. El proceso no fue nada fácil: tuvo que taladrar, limar y ajustar piezas para que encajara en la placa de la 5050. Para mejorar aún más la refrigeración, añadió ventiladores GAMDIAS de alto rendimiento, creando un sistema de enfriamiento digno de una GPU de gama alta.
El siguiente paso fue todavía más extremo: flashear la BIOS con la herramienta NVFLASH. Ese movimiento eliminó cualquier garantía, pero liberó límites de potencia y frecuencia que la tarjeta nunca había tenido. Gracias a ello, la GPU alcanzó los 3,3 GHz estables, unos 500 MHz más que la versión original. El consumo subió de 120 W a 140 W, pero sorprendentemente la tarjeta trabajaba mucho más fría: apenas 40°C bajo carga frente a los 70°C de fábrica.
Los resultados hablaron por sí mismos. Antes del mod, la RTX 5050 era alrededor de un 33% más lenta que la RTX 5060. Después de las modificaciones, la diferencia se redujo a solo un 16%. En pruebas sintéticas la tarjeta brilló: 11.715 puntos en Time Spy Graphics, 2.703 en Steel Nomad (número uno mundial) y un récord histórico de 7.001 puntos en Port Royal, siendo la primera 5050 en superar la barrera de los 7.000.
En la práctica, nació la RTX 5050 Ti no oficial. Pero surge la pregunta inevitable: ¿vale la pena? Para la mayoría de los jugadores, probablemente no. Con apenas 50 dólares más, cualquiera puede comprar una RTX 5060 legítima y obtener un 14–15% extra de rendimiento sin arriesgar la vida útil de la tarjeta. La 5050 sigue siendo la más débil de la familia, pero lo que logró TrashBench refleja el espíritu del modding: ingenio, paciencia y la valentía de poner el hardware al límite.
Es una hazaña técnica impresionante, aunque para la gran mayoría queda como una anécdota divertida más que como una guía a seguir. Y es que no muchos estarían dispuestos a perforar disipadores y jugarse una GPU solo por unos cuantos FPS extra.